REIKI. Entre las terapias complementarias de origen japonés se encuentra el “reiki” que utiliza la energía del espíritu, la energía universal para armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu.
“Reiki” es un vocablo japonés compuesto por los kanji “rei” = alma, espíritu, deidad y “ki” = energía, vitalidad, fuerza. Es decir, reiki simboliza el concepto de energía del espíritu, la energía que fluye por todo el universo. Es un sistema de armonización natural que utiliza la "energía vital universal" para la sanación, autosanación y el reequilibrio bioenergético a través de la imposición de manos.
TECNOLOGÍA. Sebastián Aguilera participará en diciembre del torneo más antiguo de la especialidad en el Ryogoku Kokugikan.
Uno frente al otro. Uno es más chico, se lo ve más simple, “básico”, se diría; el otro, su oponente, mucho más grande, casi corpulento. Al final de la pelea, el más chico sale del tatami como el vencedor. Se trata de un enfrentamiento de Sumo. Los que luchan, sin embargo, son robots. La escena parece sacada de la película animada Grandes héroes, pero transcurre en un salón del Campus Pilar de la Universidad Austral, cuya Facultad de Ingeniería organiza una Liga Nacional de Robótica.
GASTRONOMÍA. Esta comida se remonta a unos siglos atrás, cuando se asaba pescado y tofu en herramientas agrícolas.
El sukiyaki es una comida peculiar de Japón, especialmente por el sabor agridulce que se logra gracias al balance entre el azúcar y la salsa de soja. Entre sus ingredientes generalmente se encuentran la cebolla de verdeo, el tofu (queso de soja), hongos shiitake, el konyaku (alga), la carne vacuna y los fideos y el huevo.
El domingo 15 de mayo, en el Jardín Japonés se realizará un “Día Solidario” con el fin de ayudar a los damnificados por los terremotos en Kumamoto. El encuentro, organizado por la Fundación Cultural Argentino Japonesa y Kumamoto Kenjin Kai, será de 10 a 18.
Si los antepasados ocupan el centro de la religiosidad okinawense, las bases militares estadounidenses constituyen, definitivamente, el eje de su política. A 67 años de finalizada la segunda guerra mundial, y a 40 de la reversión de las islas al estado japonés, Okinawa sigue siendo un punto estratégico fundamental para los intereses militares de los Estados Unidos en el este asiático.
Más del 70 por ciento de las instalaciones militares de dicho país en Japón se concentra en las islas, una situación que, según la honestidad brutal de un ex primer ministro, hace de Okinawa un “portaaviones inundible”. Su influencia económica (que se manifiesta en los ingresos por rentas, el empleo y los presupuestos especiales), por otra parte, ha forjado una estructura de dependencia tal que, hoy por hoy, cuesta imaginar un horizonte sin ellas.
“Quizá parezca un cuento de hadas. Pero no lo es. De ninguna de las maneras”, advierte el muchacho. El “había una vez…” no tiene lugar en su relato, porque fue el día de su decimoquinto cumpleaños cuando huyó de su casa, fue hacia una ciudad que desconocía y vivió en una biblioteca. Hasta allí cargó con unos pocos objetos personales, pero, sobretodo, con una profecía (o una maldición): “Tú algún día matarás a tu padre con tus propias manos, algún día te acostarás con tu madre y con tu hermana mayor”. No fue un oráculo quien se lo dijo, sino su padre, un famoso escultor y asesino de gatos. Así, el joven, pese a que sabe que “no es fácil convertirse en otra persona”, se rebautiza Kafka Tamura, abandona la residencia paterna, y sigue los pasos de su madre y de su hermana. Él no las recuerda: se habían marchado cuando era niño.
Satoru Nakata disfrutaba de sus días apaciblemente. Pasando los 60, vivía en un departamento que le había cedido su hermano, recibía un subsidio del ayuntamiento, tomaba el micro con un pase especial y hablaba con los gatos. Pero las hadas tampoco han estado presentes en su historia: a los nueve años, y por un incidente que ocurrió en una montaña a fines de la Segunda Guerra Mundial, estuvo tres semanas inconsciente. Cuando se despertó, lo había olvidado todo: su propio nombre, dónde vivía, la cara de sus padres. Su cabeza se había vaciado por completo. Creció oyendo que lo llamaban “idiota”, “idiota”. “Disculpe, pero Nakata es idiota”, decía de él mismo cuando se presentaba, generalmente frente a los gatos, porque, en cambio, adquirió la facultad de entenderlos, y por eso buscaba felinos extraviados en el distrito en el que vivía, su territorio, su área marcada, su mundo. Hasta que alguien le planteó: “O yo mato a los gatos o tú me matas a mí”. Nakata elige, luego huye, abandona su “mundo”, va a una ciudad que no conoce y llega a una biblioteca.
Se dice que los gatos son los menos hipócritas, autosuficientes, y que pueden adaptarse tanto a la vida hogareña como a la calle. Misterioso animal, ha sido adorado por poetas como Charles Baudelaire y Paul Verlaine. Son esas características las que posee Jimmy Mirikitani, un artista de 85 años nacido en Sacramento, pero criado en Hiroshima, que pinta, justamente, gatos. Su biografía pudo haber sido la de un anciano extravagante, la de un homeless que exhibía su arte en las calles del Soho, en Nueva York, pero Linda Hattendorf, cámara en mano, decidió rescatarlo del anonimato y de la calle. Lo que obtiene, al final, es un extraordinario documental, The Cats of Mirikitani, y una entrañable amistad, al punto de que hasta la propia vida de la documentalista es afectada, porque en lo que ella hizo foco se salió de su cámara y penetró en su vida.
ARCHIVO DE HISTORIA de la colectividad japonesa en la Argentina.
Juan Domingo Perón fue el primer presidente argentino que recibió a miembros de la colectividad japonesa. Fue el 19 de mayo de 1949, en la presentación de un petitorio para repatriar "nisei" (hijos de japoneses de nacionalidad argentina) y otros familiares que habían quedado varados en Japón tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. La presentación se hizo a través del llamado Comité Japonés en la Argentina, una agrupación que además de repatriar a ciudadanos argentinos varados en Japón, se abocó a traer inmigrantes nipones que quisiesen venir a nuestro país.
El gobierno japonés decidió emitir un nuevo estado de emergencia para Tokio y las prefecturas de Osaka, Kioto y Hyogo, donde continúan aumentando los casos de coronavirus.
COMO CUALQUIER OTRA INSTITUCIÓN, la Asociación Japonesa Sarmiento también tuvo que resignar algunos ingresos de eventos y reinventarse para subsistir durante la cuarentena.
Las restricciones del gobierno debido al coronavirus imposibilitaron un normal funcionamiento de las instituciones que, hasta el 2020, vivían en normalidad junto a sus socios. Por ello, colegios como la Asociación Japonesa Sarmiento tuvieron que reinventarse y dejar de lado algunas costumbres para progresar en un año tan atípico.
EL G20 llevará al Presidente argentino a Osaka, en donde se realizará la reunión cumbre este 28 y 29 de junio.
El presidente Mauricio Macri vuelve a Japón para participar de la cumbre del G20, que se realizará en Osaka entre el 28 y el 29 de junio. Es de recordar que Buenos Aires fue sede de la reunión a fines del 2018.
ENTREVISTA. El embajador japonés en la Argentina, Noriteru Fukushima, que ya lleva un año en el país, se muestra muy optimista con respecto a las inversiones que llegarán desde Japón, sobre todo por la nueva política interna e internacional del gobierno del presidente Macri.
- ¿Usted es hincha de River? - ¿Usted piensa que soy hincha de River? (Risas.) - Por lo menos en la Argentina. - Yo soy hincha de todos.
Cuando pensamos en qué sabores pueden tener algunas comidas, se nos vienen a la mente los típicos: dulce, salado, amargo y agrio. Pero la verdad es que existe un quinto no muy conocido llamado umami.
El sabor de una comida está determinado por distintos factores, tales como el gusto, aroma, color, apariencia, temperatura y ciertas condiciones psicológicas. Los factores más importantes son los cinco sabores básicos: dulce, salado, amargo, agrio y umami.
Kumamotenses y amigos de Kumamoto, en estos últimos días nos ha golpeado muy fuertemente la noticia de los terremotos que están azotando a la prefectura.
El potentísimo sol del subtrópico pareciera sobreexponer la vista de un panorama desolador. Después de tres meses de contienda, una capa de cenizas y polvo calizo cubre la superficie velando los restos de la isla. Okinawa es un mapa en blanco. Campos arrasados, montes pelados, aldeas devastadas, ausencias definitivas. Cerca de 95.000 civiles okinawenses muertos (o 125.000 o 180.000; en cualquier caso, muchos) y tantos más huérfanos, huérfanas, viudos, viudas, solos, solas. De ese desamparo absoluto, comenzar de nuevo.
¿Cuándo terminó la guerra? La defensa organizada se acabó el 23 de junio, el día del suidicio de la comandancia japonesa en Mabuni. Los aliados se declararon victoriosos el 2 de julio. La Palabra del emperador admitiendo la derrota se transmitió el 15 de agosto. Los altos mandos sellaron la rendición el 2 de septiembre. El armisticio en Okinawa se firmó en Kadena el 7 de septiembre. Es probable que los sobrevivientes recuerden con mayor precisión el momento de terrible incertidumbre en que dejaron sus vidas en manos de aquel soldado norteamericano que, tan asustado como ellos, a punta de rifle y señas, los arreó hasta detrás de la línea de fuego.
“Entre los dos sumaban doscientos sesenta y tres kilos y, sin embargo, el mundo todavía les seguía siendo ajeno. Ya no caerían otra vez en la trampa de las ilusiones, ahora sabían de sobra que el deseo de llenar el mundo con lo que se expandiera de ellos era tan interminable como su amor. Y así debía ser, parecía recordarle a Rodi el cuerpo de Lina cada vez que ella se sentaba desnuda sobre su espalda y las piernas abiertas le hacían sentir ese beso de lago”. Lina y Rodi creen en el juego; juegan y se la juegan. Ellos quieren colmarse y, por eso, su ritual de amor pasa por la comida, pero ambos también tienen una “misión imperial”: copar el mundo con su gordura. Así, Lina y Rodi, se pesan cada tres meses.
ARCHIVO DE HISTORIA de la colectividad japonesa en la Argentina: como inmigrantes y sus descendientes, hemos heredado un tesoro intangible que es, precisamente, nuestro origen.
El nuevo comienzo Cuando en 2013 el entonces presidente de la Asociación Japonesa en la Argentina (AJA), Alberto Onaha, me convocó para recuperar lo que había sido el Archivo Histórico de la Colectividad a partir de documentación que tenían guardada, pero que corría el riesgo de perderse y requería ser organizada, pude retomar un proyecto que se había iniciado hacía ya más de 30 años. Fue la Asociación Japonesa en la Argentina la que a mediados de la década de 1980 comenzó con este proyecto. Luego la Federación de Asociaciones Nikkei en la Argentina (FANA) completó el proyecto de escribir la Historia del Inmigrante Japonés en Argentina, que culminó con la publicación de sus dos tomos y la apertura del Museo en Glew. Hoy es AJA la que formalmente desde junio de 2015 retomó la tarea de continuar el trabajo, ampliando la información que, hasta el momento de la publicación, se había conseguido reunir.
En Okinawa, Tokio y Kioto se comenzaron a implementar medidas más estrictas desde el 12 de abril debido a un aumento de los casos de coronavirus. De esta manera, esta tres prefecturas se unen a Osaka, Hyogo y Miyagi, las cuales habían tomado acciones similares el 5 de abril.
LEGADO. De aquellas pioneras a sus descendientes muchas cosas han ido cambiando, y sin embargo otras tantas aún están latentes.
Mis obaa-chan se llamaron Fuji Arakaki y Kamei Higa. No poseo fotografías donde estemos juntas. Las que conservo son, digamos, fotografías mentales que se instalaron en mi memoria y que con el paso del tiempo se hicieron cada vez más emocionales. Quizás el temor a que se desvanecieran algún día hizo que aceptara este desafío, al que me invitó mi amigo Emilio Matsuyama de La Plata Hochi, de escribir sobre ellas, mi mamá y mis hijas, y los cambios que vamos transitando en el pasaje de una generación a otra.