El pasado 15 de mayo falleció en la ciudad de Córdoba Tetsuzo Oshiro, un miembro de este periódico. Oshiro san nació en el pueblo de Kunigami, departamento del mismo nombre, de la prefectura de Okinawa. Llegó a la Argentina por llamada de su padre, Kichigi, en 1949, es decir que fue uno de los primeros inmigrantes de post guerra. Se dedicó primero a la floricultura, en el establecimiento de su padre en la ciudad de Córdoba En 1958, luego de casarse, se trasladó a Florencio Varela, aunque continuando con la labor de plantas y flores. Posteriormente, volvió a Córdoba para dedicarse junto con su padre a la avicultura. Su última actividad fue la tintorería, negocio que ejerció desde 1969.
Oshiro san, tal como lo llamábamos, estuvo vinculado con este medio de la colectividad japonesa. Su padre Kichigi fue uno de los fundadores de este diario, allá por 1947. Al fallecer, Tetsuzo ocupó el lugar de su progenitor. Esta situación se produce cuando muchos issei fundadores ya habían fallecido y la dirección pasaba a manos de los nisei. Desde entonces, Oshiro san fue un consultor permanente de los asuntos del diario por parte de los nisei en cuanto al manejo del medio. Él, además, actuó voluntariamente como corresponsal del periódico en la zona de Córdoba, función que desempeñó hasta no hace mucho tiempo. Últimamente, debilitada su visión, esa misión es continuada por Masaru Tamashiro. Institucionalmente, actuó varios años en la Asociación Japonesa de Córdoba, entidad en la que desempeñó distintos cargos. En 1978 fue elegido presidente, función que ejerció por tres periodos consecutivos. Fue condecorado por el gobierno del Japón. También fue investigador de la historia de la inmigración japonesa en la Argentina, labor que lo llevó a publicar la “Historia de la colectividad japonesa en Córdoba”. La comunidad japonesa en nuestro país comenzó a formarse a partir de 1908, con la llegada de los reinmigrantes procedente de Brasil y Perú, quienes viajaban a la Argentina en busca de mejores posibilidades. Sin embargo, años antes, en 1886, había llegado un japonés que se arraigó en la ciudad de Córdoba hasta su fallecimiento. Se trató de Makino Kinzo, tripulante de un barco de bandera inglesa, y quien trabajó como maquinista de tren en la empresa ferroviaria que era de los ingleses. Tetsuzo Oshiro llegó a recopilar minuciosamente la historia de Makino, respaldada con documentos y testimonios de los hijos del primer japonés en la Argentina. Sus trabajos aparecen recopilados en su libro, publicado bajo la denominación de “La historia del origen de la colectividad japonesa en Córdoba”, libro que fue editado en 1997, en conmemoración del centésimo diez aniversario de la llegada de Makino. La obra de Oshiro san constituye una valiosa fuente de información referida al primer japonés en el país. Su investigación avanzó hasta la época colonial. Casi a fines del siglo 16 puedo haber en Córdoba otro japonés que fue vendido como esclavo y que luego recuperó su libertad. Fue identificado como Francisco Xapón. Aunque no se puede afirmar categóricamente que él fuese japonés, se ha obteniendo una copia del contrato de compraventa del esclavo, el cual se conservado en el Archivo Histórico de Córdoba.
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