En la localidad de Sasebo, un parque temático reproduce, en tamaño real, viejos edificios de los Países Bajos. Y recientemente ha abierto el primer hotel del mundo atendido por robots.
Huis Ten Bosch (La Casa del Bosque) es originalmente una de las cuatro residencias oficiales de la familia real holandesa, ubicada en La Haya, Países Bajos y, a su vez, en Japón está representada a través de un parque temático ubicado en Sasebo, Nagasaki, donde se reprodujeron copias en tamaño real de viejos edificios holandeses. Los edificios están funcionando como hoteles, teatros, tiendas, y restaurantes.
El parque ofrece múltiples atracciones durante todo el año: reino de las flores, reino de las luces, reino de los juegos, y reino de los show musicales. El reino de las flores brinda la posibilidad durante todo el año de conocer cuatro diversos reinos de flores debido al cambio de estaciones: en primavera, tulipanes y Flox musgoso; a principios de verano, rosas y hortensias, y en pleno verano, girasoles. En la temporada de otoño se ofrece un espectáculo de jardín mundial de flores, y en invierno florecen las begonias. Las luces le brindan una vista nocturna muy colorida y especial, gracias a la amplia iluminación que hay en los edificios, juegos, fuentes de agua, etcétera. A la par, hay juegos para niños y adultos (44 tipos de juegos) en el espacio total del parque de 152 kilómetros. También se puede visitar el primer museo del juego de Japón y el primer juego original de movimiento 3 D (Mapeo) a nivel mundial. En el parque hay espectáculos musicales, tales como el que se realiza en el escenario de la plaza Ámsterdam, donde se ofrece desde música clásica hasta pop.
Hotel inteligente entre jardines de tulipanes En julio se abrirá en el parque temático un hotel atendido por robots. El diario Nikkei publicó un artículo el 27 de enero pasado en donde resumía las características del hotel que, según detalla este medio informativo, tiene como objeto el ahorro de mano de obra y energía. Precisamente, lo que se pretende es bajar los costos de construcción y operación del hotel a través de la utilización de robots y energías renovables, lo cual impactará en el precio. El hotel se denomina “Hotel Extraño”, y tendrá 72 habitaciones, en su primera fase de construcción, y un número igual de habitaciones están planificadas para construirse en el año 2016. Los precios para hospedarse por una noche, sin incluir comidas, se ubica entre los 7000 Yenes ($ 509) hasta los 40.000 Yenes ($ 2900). En cuanto a las reservas, se pueden hacer desde febrero de este año, y con relación al precio, si bien ronda dentro del rango detallado, el hotel ofrece un sistema de subasta muy peculiar para establecer el precio de la habitación. De acuerdo a lo descripto, es el primer hotel dentro del sector industrial hotelero en implementar este sistema, cuyo precio varía según la oferta y la demanda, y los interesados en hospedarse pueden hacer sus ofertas, que irán aumentando cada 1000 Yenes cada vez que se apuesta. Así, el hotel introdujo una perfecta automatización y mecanización, con un sistema de bajo costo a través de la introducción de regeneración de energía solar, reduciendo, de esta manera, los costos más altos del hotel: gastos en luz y gas, y de personal. Dentro de esta planificación, y en términos concretos, se podrán en funcionamiento robots y máquinas. Así, se prevé disponer de tres robots que atenderán en el lobby del hotel, servicios para llevar el café, y también se tendrá en cuenta otros tantos para hacer la limpieza. El hotel posee un sistema de reconocimiento facial para ingresar a la habitación, con lo cual no será necesario llevar llave. Una de las autoridades del lugar, el señor Sawada, informó que este hotel se postula como el más productivo del mundo, y este modelo cambiará el denominador común de los hoteles. Este emprendimiento se está realizando conjuntamente con la cooperación de la empresa HIS, la cual apoya este tipo de emprendimiento para hacer sinergia en el extranjero y, así, promoverlo hacia sudeste de Asia
Relaciones de hace más de 400 años
En 1600, los holandeses consiguieron llegar a Japón, representados por el marino inglés William Adams (1564-1620), para ofrecer a su entonces gobernante, Tokugawa Ieyasu (1543-1616), tratos comerciales sin necesidad de ningún tipo de evangelización a cambio. Así, para 1638, solo los holandeses, además de los chinos y los habitantes de las Islas de Ryukyu –por entonces un reino independiente–, estaban autorizados a comerciar con Japón, y únicamente dentro de los estrechos límites de la pequeña isla artificial de Dejima, en la bahía de la sureña ciudad de Nagasaki. El comercio era, básicamente, de seda china y todo tipo de objetos de Europa y el sudeste de Asia, a cambio de cobre, porcelana, oro y plata. Esta situación de monopolio holandés se mantuvo desde entonces hasta 1854, cuando finalmente Japón se abrió al resto del mundo.
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