Jueves, 12 de Marzo de 2015
El valor de las instituciones
Escrito por Por Antonio Yoshio Higa   

La comunidad, cada vez con menos issei, se sigue apoyando en los clubes, los cuales, quizá con mayor intensidad que en el pasado, siguen desarrollan actividades culturales.

La Argentina ha sido  un país de inmigrantes. En las últimas dos décadas del siglo XIX se produjeron transformaciones en la sociedad argentina, y se registró un vertiginoso crecimiento numérico de la población en el país. El origen de este crecimiento fue la llegada  masiva de inmigrantes de origen europeo. La mayoría de los inmigrantes de esa época fueron urbanos, y se  radicaron en la Capital Federal y en grandes ciudades del interior.

La Argentina se había transformado en un mundo cosmopolita, en donde se hablaban numerosos idiomas y se profesaban diferentes religiones. Los investigadores comentan que se crearon  muchas asociaciones y se editaban diarios en distintos idiomas. En 1914, solo entre los españoles en el país había 250 asociaciones que reunían a más de 100.000 asociados.
A su vez, el origen de la comunidad japonesa en la Argentina está ligado con la llegada de los inmigrantes de origen japonés a países vecinos de este continente, y algunos de ellos reinmigraron a nuestro país. En 1908 llegó a Brasil el primer contingente de trabajadores japoneses contratados para trabajar en cafetales. Unos años antes, el Perú también había admitido el ingreso de japoneses para trabajar en cañaverales. Algunos de los inmigrantes arribados a los dos países, disconformes con las condiciones de trabajo optaron  por trasladarse a la República Argentina en busca de mejores oportunidades.  Ese hecho aconteció en 1908, el mismo año en que llegaron los primeros inmigrantes a Brasil. A partir de entonces comenzó a acrecentarse la comunidad japonesa en el país, con la llegada de nuevos inmigrantes por llamadas. Al principio, la mayoría de ellos fueron  trabajadores temporarios, pues pensaban en volver a su país natal.
Sin embargo, la Guerra del Pacífico (1941-1945), y la derrota de su patria, motivó un profundo cambio en sus planes. Desistieron de la idea de retornar a su pueblo y se arraigaron en la Argentina. Apenas terminada la guerra, cuando se conocieron la magnitud de los daños sufridos por sus compatriotas, la comunidad entera se lanzó a socorrer a sus compatriotas del Japón. El movimiento de ayuda humanitaria al que se embarcó la colectividad japonesa fue tan conmovedor, que alguien compuso una canción titulad “La canción de movimiento de ayuda a Japón”, y cuya primera estrofa decía: “Vamos todos juntos a tender un puente a Japón. Nuestros compatriotas nos están llamando tendiendo sus brazos…”.
Los periódicos  de la colectividad japonesa que renacieron apenas terminada la guerra contribuyeron para difundir esa acción humanitaria a la comunidad residente en el país. Los fondos recaudados se giraban  a una entidad que existía en Estados Unidos, denominada “Licensed Agencies for Relief in Asia”, conocida por su sigla LARA, que se ocupaba de adquirir y enviar las mercaderías a Japón.
La comunicación entre América del Sur y Japón no se reestableció inmediatamente, y aún hoy, después de más de 60 años, en Japón, se recuerda ese movimiento. La Nación Argentina también envió a Japón ayuda solidaria inmediatamente después de la guerra.
Terminada la Guerra del Pacífico, con la derrota del Japón, ingresaron  nuevos inmigrantes japoneses que agrandaron nuestra comunidad. Los japoneses, también como los inmigrantes europeos, fundaron sus asociaciones y medios de informaciones.
El periódico La Plata Hochi, junto con otros que han dejado de funcionar, cumplió eficientemente su función como medio de información de la colectividad japonesa. Hoy existen numerosas entidades civiles que fueron  fundadas por los inmigrantes que arribaron a la Argentina, y actualmente son dirigidas por sus  descendientes. 
En diversos lugares del país hay asociaciones que se conocen como las de los japoneses, pero quedan muy pocos de aquellos que vinieron de Japón como inmigrantes, debido a que la corriente inmigratoria desde el Japón prácticamente se ha interrumpido a partir de la década de 1970, como consecuencia del desarrollo económico de Japón.
Aún cundo ya el ciclo de los issei prácticamente ha finalizado, hay muchas entidades que exhiben la denominación de “asociaciones japonesas” u otros nombres que han sido puestos por nuestros antecesores, y que hoy funcionan remozadas y desarrollan actividades culturales que practicaban nuestros predecesores, y quizá con mayor intensidad.
Puede haber entidades que fueron fundadas por los inmigrantes de la primera época, pero que, por algunas circunstancias,  han declinado sus actividades. Así y todo, hay asociaciones japonesas que resurgen.

 

En las provincias
No hace muchos tiempo se informaba en este medio el resurgimiento de la Asociación Japonesa de Salta. De acuerdo a la información, dicha entidad habría sido fundada por los primeros inmigrantes y contaba con personería jurídica. Sin embargo, como consecuencia de que muchos jóvenes se ausentaron del país por la moda de “dekasegui”, la entidad, por años, se quedó sin actividades. Así, ante el posible retiro de la personería, los nisei mayores reorganizaron la institución.
En la ciudad de Corrientes, en la década de 1930 había concentración de japoneses, y ellos tenían una asociación que,  quizá, funcionaba como un mero lugar de encuentros, sin personería jurídica. Recientemente, una información proveniente de esa ciudad dio a conocer el reflote de la entidad y con personería.
Antes, en la época de los issei, el periódico La Plata Hochi tenía designado corresponsales en distintos lugares del país y recibía informaciones, y la colectividad japonesa  podía captar un panorama general de la comunidad nikkei. Hoy ya prácticamente no está funcionando el sistema, excepto por la provincia de Córdoba. 
En la Asociación Japonesa de Santa Fe, que juntamente con las de Rosario y Córdoba se la llamaba como una de “las tres hermanas”, recientemente se pudo conocer que el departamento de enseñanza del idioma japonés cuenta con 70 alumnos, siendo la mayoría no nikkei, y se enseña en tres divisiones.
En las asociaciones llamadas japonesas se sigue  practicando la cultura de nuestros predecesores. En este aspecto, se debe resaltar las actividades de los de origen okinawense, que constituyen la mayoría  de la comunidad nikkei.  
La Plata Hochi, que continúa siendo el medio de información escrita que tiene vínculo no solamente con la colectividad japonesa de la Argentina, sino también con las colectividades nikkei de otros países e, incluso, con Japón. El desarrollo de la técnica de la informática podría suplir la ausencia de corresponsales de la época de los issei, y La Plata Hochi  anhela  que se le haga llegar la información precisa de distintas asociaciones por coreo electrónico, para que nuestra colectividad pueda conocer el panorama general de las actividades de las distintas entidades.