Viernes, 30 de Mayo de 2014
Un evento integrador
Escrito por M. Florencia Zaia   

El Matsuri de la Asociación Japonesa Florencio Varela, más allá de su atractivo como espectáculo, busca, de alguna manera, rendir un homenaje a los antecesores.

Ese convivir entre la naturaleza y el hombre, agradeciendo las bondades que brindan las estaciones del año, y así también soportando las adversidades del clima, es parte de la cultura japonesa; es ese culto a aceptar el comportamiento de la naturaleza y doblegar el esfuerzo cuando no se nos regala el sol.
Así fue el día en que desarrolló la 13° edición del Matsuri de Florencio Varela, un 11 de mayo lluvioso que no impidió  mostrar el fruto de un trabajo que había llevado dos meses de preparación, y 300 familias asociadas trabajando conjuntamente.

El tiempo, y las épocas difíciles, tampoco impidieron que los inmigrantes que fueron construyendo la colectividad japonesa en la Argentina lucharan por las esperanzas que traían bajo sus brazos. Los sueños y las esperanzas fueron parte del sentimiento que los acompañó cuando dejaron su tierra natal. Así fue transmitido mediante la demostración de  caligrafía japonesa que realizó el maestro Ryuho Hamano, quien, bajo la lluvia, descalzo, y con una amabilidad imperturbable, dibujó dos kanji: uno en referencia a la esperanza; el otro, con relación al vuelo. Ambos significaban la esperanza que traía la inmigración japonesa.
Todas las actividades que fueron planificadas para ese día trataron de realizarse, y así fue como se desarrolló la demostración de karate, donde jóvenes y adultos mostraron al público parte de la disciplina que practican.
Los puestos de venta de artesanías, regalos, películas y novelas, así como los de comida, también se esforzaron para que la lluvia no fuera un impedimento.
Bajo este clima lluvioso se mostró la preciosa danza con tambores típica de Okinawa (Eisa). En realidad, tanto los organizadores como el público que asistió se fueron ajustando y adaptando a la lluvia, sin impedir que la gente pasara un momento de entretenimiento.

Surgimiento
El día de la 13 ° edición del Matsuri de Florencio Varela, el presidente de la asociación, Hugo Gushiken, resaltó el legado que les dejaron sus antecesores, y cómo ellos, a través de las distintas actividades, quieren homenajearlos.
El Matsuri surgió hace seis años, y se realiza dos veces al año: en mayo y en septiembre. La idea del Matsuri surgió del Bazaa. Gushiken explicó que “antes era mucho más chico, era prácticamente un Bazaa. Para realizarlo de este manera necesitamos la colaboración de muchos de nuestros socios, esto lo hacemos todo a pulmón”.
El señor Gushiken también describió cómo se desarrolla el proceso del armado del festival, donde todos los asociados, desde los mayores hasta los más chicos, trabajan. “Los jóvenes que atienden el buffet, los mayores que estamos en la preparación de comida, y hasta hay un grupo de mayores que hace una comida que es muy característica de Okinawa, que es la sopa de chivo, donde participan algunos adultos con más de 80 años, y vienen a trabajar para prepararla”, cuenta Gushiken. En este comentario hay dos características para resaltar presentes dentro de la colectividad japonesa: uno, la integración desde el más chico hasta el más grande trabajando en una actividad en común; la otra, integrar a personas de la tercera edad. El ser adulto no imposibilita que se pueda seguir trabajando, estar activo y colaborando.
Estas dos características pueden vincularse a dos valores: respeto y sabiduría. El respeto de los más chicos, porque acceden a ser educados y guiados por los más grandes, y la sabiduría de los grandes, quienes siguen colaborando.
Ante la pregunta de cómo la asociación de Florencia Varela ayuda mediante el Matsuri a la gente de la zona, el presidente  detalló: “La comunidad japonesa ya hace más de 100 años que está en esta zona, es decir, que ya hay una interrelación bastante grande. El Matsuri se hace para transmitir y/o recuperar todas las tradiciones japonesas, y mostrárselas a su vez a toda la comunidad varelense”.
La idea del Matsuri está vinculado con la escuela de idioma japonés y con el Bazaa, y es una manera de trasmitir el legado traído por los mayores. Así lo precisó Gushiken. “La escuela de idioma y el Matsuri es como un rendirle homenaje a nuestros mayores, es tratar de rescatar, y de no olvidar esa cultura”. También él agregó que el Matsuri y la escuela de idioma son un medio para transmitir los valores que trajeron los inmigrantes, como el respeto, el valor de la palabra, la honestidad, el esfuerzo por el trabajo, etcétera. “El Matsuri, y a través de la enseñanza del idioma, es una manera de honrar a nuestros mayores, quienes justamente nos transmitieron esos valores”.
En cuanto a la forma de trabajo para el Matsuri, el presidente de la asociación destacó que ellos trabajan como si fueran una familia. En tal sentido, agregó que siempre tratan de ayudarse entre todos. También dijo que a veces hay diferencias, pero una cualidad que él destaca del grupo es la armonía. “Lo que rescato de Varela es la armonía que tenemos entre los miembros, a veces dejamos pasar ciertas cosas para mantener el orden; esa es una manera de trabajar nuestra”. Se trabaja con mucha confianza, se conocen entre todos, y se respetan.
También se le preguntó a Gushiken si se han adaptado a la sociedad argentina, ya que hay ciertos valores que se han perdido, a lo cual él detalló: “Sí, si nos hemos adaptado, de hecho acá en Florencio Varela el inicio de la inmigración incluía trabajo de horticultores o floricultores, después fue cambiando, y ahora hay más profesionales, más comerciantes”, y él cree que este cambio obligó a adaptarse e integrarse con la comunidad de la zona.

Peculiaridades
Cada Matsuri organizado por la comunidad japonesa en las distintas zonas, principalmente dentro de la provincia de Buenos Aires, se distingue por sus particularidades o peculiaridades.
En tal sentido, Gushiken mencionó dos características distintivas. La primera está relacionada con la ayuda en lo recaudado que ellos realizan a una entidad de bien público. El año pasado se ayudó a una biblioteca popular, y este año la ayuda será destinada a la Escuela N° 4.
Otra características es que en otros matsuri se hace hincapié en el baile participativo, en cambio, en este se trata de mostrar otros aspectos de la cultura a través de, por ejemplo, la ceremonia del té, caligrafía japonesa, taller de bonsai, exhibiciones de cuadros japoneses, es decir, tratar de abarcar el resto de la cultura.
Conocer cómo se organizan las actividades que brinda la colectividad japonesa es contribuir en la construcción o reconstrucción de valores dentro de la sociedad argentina. Una reflexión que vale la pena hacer.
Se le brinda un especial agradecimiento a las autoridades que siempre se hacen presentes en este tipo de eventos culturales, y a los organizadores:  Osaka Yuji, vicecónsul de la Embajada del Japón en la Argentina; Takeda, Hiroyuki, representante Residente de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA); Ikegaki Akira, presidente de la Federación de Asociaciones Nikkei en la Argentina (FANA); Yagi Senju, presidente del Centro Okinawense en la Argentina; Eduardo Nakama, presidente de Burzaco, y Vicente Nakama, vocal de la misma institución; Julio Pereyra, intendente de Florencio Varela; Julio Bernal, Proyecto Semillas de Paz; Hugo Gushiken, presidente de la Asociación Japonesa de Florencio Varela; Gustavo Uehara, miembro de la Comisión Directiva de Florencio Varela, y a todos sus asociados.