Entrevista a Yomi Miyagi, diseñador gráfico, taikista e Ingeniero Agrónomo. Trabajó en Canal 13 (en la parte de imagen institucional y en el programa "La noche del 10") y Nickelodeon, entre otros. También, en la película Un cuento chino, premiada con el Goya. Integra la agrupación Shinzui.
Es probable que muchos de ustedes, los que se aventuran a leer estos párrafos, no hayan tenido el placer de conocerlo personalmente, pero hayan visto sus trabajos. Juan, o Yomi -como muchos lo conocemos-, estudió Ingeniería y Diseño Gráfico en la UBA, pero hace animación 3D. Trabajó en canal 13 y en la película Un cuento chino, recientemente premiada con el Goya en España. Toca Taiko, en Shinzui Daiko, grupo que en marzo compartirá escenario con el músico Kaoru Watanabe, ex integrante de Kodo, una de las agrupaciones japonesas de Taiko más conocidas del mundo.
-Yomi, ¿cuáles eran tus dibujos animados favoritos?
-En esa época no había muchos dibujitos animados japoneses, pero estaba Meteoro, que me alucinaba; Mazinger, impresionante, y ese tipo de dibujitos me gustaban mucho. Estaba Ultrasiete, que era de la familia de Ultraman. Estaba bárbaro. Esos eran los que más me gustaban. Después, tipo los clásicos de la Warner, pero esos me hacen reír ahora. El Pato Lucas, Bugs Bunny. Había uno japo que se llamaba Kum Kum, el cavernícola. Estaba buenísimo, pero era muy triste. También estaba Heidi, pero era para las chicas. -¿Y durante tu adolescencia? -Cuando estaba en la secundaria justo salió Robotech. Me voló el coco. Fue muy bueno. -En la adolescencia ¿estabas vinculado en actividades de la colectividad? -No. Conocía solamente a mis primos, a mis tíos. -¿En ese entonces tenías pensado trabajar en el campo audiovisual? -No. Me gustaba mucho, dibujaba, todo. Pero no, nunca lo pensé como una carrera ni nada. No me parecía... en esa época no era una opción. Cuando estaba en la secundaria, la carrera de Diseño Gráfico, que es lo que más se aproxima, no existía o recién estaba comenzando. Cuando terminé el secundario había abierto esa carrera tres o cuatro años atrás. Yo estaba entre el Diseño y la Biología, que también me interesaba mucho. Todo el mundo me decía que la primera era una carrera de moda, que se abre ahora y no pasa nada. Y al final terminé estudiando la parte de la biología. -¿Qué carrera seguiste? -Agronomía. Soy Ingeniero Agrónomo. Me gustaban mucho las ciencias biológicas y el diseño. Dibujar y todo eso. Estudié agronomía, pero siempre me siguió gustando todo el tema de diseño. Seguía dibujando, pero nada más. -¿Trabajaste como Ingeniero Agrónomo? -Laburé un año. Me recibí en el 94, tenía 24. Me fui a Japón de beca. Medio como que te obligaban a ir. Me dieron una beca por un año, Ryugakusei, en la Universidad de Nagoya. Hacía investigación. Recorrí muchos lados. Fui a Okinawa y llegué hasta Sendai. Estuve un año yendo a la facultad de Agronomía, un postgrado. Tenías que presentar informes todos los meses a las autoridades del Ken, que te pagaban la beca, y a las autoridades de la universidad. Tenías una tesis de investigación y todos los meses presentabas el informe. Para el ken presentabas un reporte. En realidad eran dos los más importantes: a mitad de año y a fin de año. Vivía en una pensión. Lo bueno que tenía esta pensión era que eran todos chicos y chicas del Sudeste asiático: China, Hong Kong, Tailandia, Corea. Todos jóvenes y venían a estudiar, en general idiomas. Tenías que hablar nihongo, que era el idioma en común. Estaba con una brasileña en la pensión, pero hablábamos en nihongo. Estuvo bueno, no tenía tanto contacto con latinos, más allá de la chica de Brasil, y por eso tenía que hablar en nihongo. En la facultad me desenvolvía más en inglés y portugués, porque mi senpai era brasileño. Estaba haciendo el doctorado y me guió todo el año. A esa pensión venían también los japoneses. Estábamos de joda todos los días a la noche, los findes había fiestas. Estaba bueno. -Habías comentado que no te juntabas con nikkeis…, ¿sentiste algún impacto al entrar en contacto con alguien de tu colectividad? -No, impacto no. A partir de Nihon empecé a conocer japoneses, luego de haber estado en Japón. Los primeros nikkei argentinos los conocí en Japón. A partir de ahí empecé a juntarme un poco más. -¿Y cuando volviste de Nihon qué hiciste? -Laburé un año de ingeniero agrónomo, en una compañía de agroquímicos japonesa. Laburaba de asesor técnico. No me gustaba. En realidad, en el fondo sabía que nunca iba a laburar en el campo, porque no me gustaba. Encima, en Ingeniería son todos hombres, ni una chica. En Economía se anotaban muchas chicas; en Ingeniería, una, como mucho, entre cientos. A mí, lo que sí me gustaba, era lo de investigación, lo de laboratorio. Creo que estudié por esa parte. Pero no me veía a futuro. Después de laburar un año me agarró la loca y dije: “Estudio lo que me gusta; estudio Diseño Gráfico”. Tenía 27 años. Fui a Ciudad Universitaria. Y flasheé. Era como increíble. Lleno de chicas, impresionante… El primer día llego y había una banda tocando. Y dije: “Me quedo acá, no me voy más”. Estuvo bueno empezar la facu otra vez y empezar Diseño. Era como otra cosa. Me abrió la cabeza mucho, increíble. Después, de ahí empecé a laburar en un estudio de gráfica, de imprenta. Después laburé en un par de estudios de imprenta y después ya me puse a laburar con lo que hago ahora. La parte de 3D y todo eso. -¿Cómo llegaste a la animación 3D? -De casualidad. Cuando empecé no existía, no había nada. En realidad, quería estudiar diseño industrial, la parte objetual. Los objetos, más que la gráfica. Diseño gráfico es como muy careta, está muy sujeto a modas. El diseño industrial es algo más útil. Gráfico es útil, pero como está encarado en muchos lugares, ahora no. Justo me compré una máquina buenísima con lo que había ahorrado. Me pregunté: “¿Qué hago con esta máquina?”. Quiero hacer algo que me guste a mí. Siempre me gustó la parte del 3D porque podés generar tus propios mundos. Podés crear cosas más tirando a la parte del objeto, personajes, animaciones. Más tirando a la parte, digamos, de video y generar mundos, tus propias realidades. En ese momento no existía nada. Ahora sí, hay miles de cursos. En esa época no se sabía qué era. Entonces me compré libros de afuera, me los trajeron y empecé así. Leyendo libros y estudiando por mi cuenta. Ahí pegué un par de laburos con unos chicos que hacían toda la imagen para canales de televisión. Empezaron con Locomotion. Ellos hacían cosas para ese canal. Después la pegaron y empezaron a hacer cosas para AXN, Disney channel. Me llamaron a mí porque uno de los chicos era docente de la facultad, había visto que yo estaba laburando de eso. Y en la facu en diseño me iba bastante bien, yo era alumno de él. Me llamó y empecé así. Haciendo promos para AXN, Nickelodeon. En esa época casi no existía el 3D, éramos como pioneros. Después de ahí entré a canal 13. En canal 13 tenía mucho tiempo libre. Fue un laburo muy ocioso. Conocí gente muy copada y nos matábamos de risa. Pero dentro del laburo, lo que había que hacer eran las promos de las películas. Es muy acelerado el mundo de la tele. Te pedían una promo a las 11 y la tenés que tener lista a las 2 de la tarde. No tenés tiempo para hacer algo 3D. Yo laburaba para la imagen institucional del canal y para programas o acontecimientos, tipo Premio Clarín. Hacía los separadores. Estaba "La noche del 10", a la que le hicimos la apertura del programa. Una pelota toda robótica que la hice toda yo y el "Dieguito" que venía corriendo. También la imagen del canal del 2005 y 2006. Después de ahí me fui. Estuve en un par de estudios más y después todo free lance. -¿Participaste en la animación de muchas películas? -En Un cuento chino nada más. -Y ahí, ¿qué hiciste? -La caída de la vaca, la escena de la vaca que cae y aplasta a la china. A la vaca la animé yo. Hay otra toma que empieza dada vuelta la cámara, hace así, gira, entra la cámara a través de la puerta de la ferretería y termina en (Ricardo) Darín contando tornillitos. Toda esa toma, el frente de la ferretería, no está, no existe, es en 3D. Esa es la única toma en la que hice todo. En la escena del auto hice la animación y el modelado del auto. Igual, es sencilla. Otra parte... en un momento, un personaje está imaginando que tiene una barbería, salen unos caños disparados... hice los caños. En la parte de la guerra le agregué las balitas en 3D y después no me acuerdo. -¿Te gustó ver tu trabajo en pantalla gigante? -Es muy jodido ver el laburo de uno en pantalla gigante, ves cualquier cosita y decís “uy, mirá cómo quedó”. Fui al pre estreno. Nadie se da cuenta, pero vos sí te das cuenta de los defectos. Cuando trabajás, lo ves en un monitor. Verlo en el cine, en pantalla gigante, te mata. Fue el único laburo de cine que hice y estuvo bueno laburar para cine, porque es otro ritmo. En publicidad es una complicación. Muchas idas y vueltas, te vuelven loco. En cine es más tranquilo. Igual es menos guita, pero está bueno. -Cuando ves todo terminado, ¿tenés algún sentimiento en especial? Me da lo mismo. En realidad es como un laburo más. Lo bueno es disfrutar el desarrollo del laburo. En cine, el desarrollo del laburo es más ameno, es mejor, más lindo. -¿Cuáles son tus películas favoritas de animación? ¿Qué películas le recomendarías a un chico o chica que está estudiando y va a trabajar en lo mismo que vos? -¿Diseño o 3D? -3D. A un chico que va a ser tu futura competencia. Le digo: “Andá a mirar Rambito y Rambón”. No, no, hablando seriamente, es difícil, porque tenés muchos estilos también. De animación, las de Miyazaki. Todas están buenas, especialmente El viaje de Chihiro. Sí, cualquiera de Miyazaki. Más tirando a 3D, a mí la que me alucinó fue Monsters, Inc., de Pixar. Después de esta peli todas me parecieron comunes: Cars, Los increíbles. Les faltó esa cosa que te llega. A nivel técnico son incuestionables. La que me volvió a gustar de animación 3D fue Ratatouille. Me pareció muy buena. Después 3D más animé me gustó mucho Ghost in the shell y otra que se llama Appleseed. Esas son japonesas. Hay algunas de animación francesas que están buenas. Hay un montón para recomendar, hay gente muy grosa haciendo películas. De cualquier manera, para mí, lo más importante es el guión, la idea. Otra que me gustó mucho es Cómo entrenar a tu dragón..., porque la parte técnica ya está. Son insuperables. Pasa a jugar otro nivel. A mí lo que me emociona es la historia, el guión, la idea. Por eso me gustó mucho Monsters, Inc. Me pareció increíble, todo, todo. Toy story también. -¿Y otras películas? -Miles. Cuando sos adolescente tenés la época más de ciencia ficción. Me gustaba mucho Ridley Scott. Hay películas que me cambiaron la vida, posta. Pero el primer mojón fue Star Wars. Tenía diez años. Vi Star Wars y dije, no, yo quiero hacer esto. Salí como loco del cine. En esa época no había video ni nada. Las tenías que ir a ver al cine. Fui a verla como ocho veces. Mis viejos me querían matar. Star Wars fue la primera que me alucinó. 2001, de Kubrick, también. Eso que era un chico y no entendía un carajo la primera vez que la vi. Me alucinó. Era como re loco. Después vi Alien. Me gustó mucho... Blade Runner. Y después de Blade Runner, la última fue Matrix. Te digo las que para mí reunían todo. Además de la sorpresa visual y toda la parafernalia conjugaban una historia increíble y hasta cosas que te tocan que te hacen decir "uau, quiero escribir así". Fuera de la ciencia ficción hay 80 000 películas. En su momento, el director era Ridley Scott, después empezó a hacer cagadas. Me gusta mucho Tim Burton que también empezó a hacer cagadas. El joven manos de tijera es una película increíble. De las mejores. Además me sentí muy identificado con el personaje. Y lo visual me pareció buenísimo. Me gusta mucho Terry Gilliam. Brazil me parece una película genial. Cuando veía que salía una peli de Gilliam trataba de verla. Me gustó mucho Pescador de ilusiones. Es muy rara. Estoy hablando todas pelis de Hollywood. Y japos... me gustaron... Me acuerdo la primera vez que vi una peli de Kurosawa. Fue Derzu Uzala. Me llevó mi viejo, no sé en qué estaba pensando. Yo era re pendejo, tenía 12 años, ponele, o menos. "Eh, vamos al cine, a ver una de Kurosawa", me dijo. A mi viejo no le gusta mucho el cine. No sé por qué me llevó. Salí alucinado, qué buena peli. De los japos mucho no vi igual -¿Tenés alguna actriz favorita del cine japonés? -Me gusta Aoi Miyazaki. La vi en un dorama. En un Taiga dorama que transcurre durante la transición del Shogunato a la Restauración. Está buenísimo. Son como 50 capítulos. Te muestra bien la historia, visto a través de esta chica. Ah, otro director que está bueno y es re loco esel de… uh, se me fue el nombre. El que hizo Audition... -Takashi Miike. -Ese. Vi un par de cosas y dije, este pibe está piradísimo. Vi la de los 13 asesinos. Está Beat Takeshi Kitano. Están buenas algunas pelis. Qué más, no sé. -Y más allá de las disciplinas audiovisuales, ¿practicás alguna otra? -Fui una vez a una clase de Kenjutsu. En realidad llegué al Kendo porque me fascinaba todo lo de la esgrima japonesa. Fui a unas clases y era una energía increíble. Y después lo malo es que se me cortó el tendón de Aquiles y no pude hacer más. Llegué al Taiko porque no pude hacer más Kendo. Mika, una amiga, me dice "se abren unos cursos de Taiko". Me anoté, pero ya había pasado la inscripción. Me anoté tarde. Me dejaron en lista de espera, se bajaron algunos y entré. Y nada, buenísimo. -¿Hace cuánto estás tocando Taiko? -Tres años. -¿Tocás otro instrumento? -Toco Fue. La flauta japonesa. Estudiaba piano, pero fue justo cuando estaba preparando la tesis para recibirme de ingeniero agrónomo. -¿Y cómo aprendiste a tocar Fue? -Me enseñó Alejandro Imori. Él aprendió de oído, porque en realidad no tomó nunca clases. Él es trompetista, saxofonista. Y tiene oficio de músico y sabe instrumentos de viento, pero nunca estudió Fue. Lo bueno es que nos pudo dar tips o consejos sobre respiración, cómo soplar, que eso es importante pero es muy amateur lo nuestro. -Empezaste a hacer un curso de Taiko y después quéhiciste. -Toqué en un grupo y ahora formamos otro: Shinzui. Nos juntamos con unos ex integrantes e integrantes de otros grupos. Nos juntamos más que nada para tocar y disfrutar. Shinzui está hace un año. Nos llevamos todos bien. Ahora vamos a traer a Kaoru Watanabe. Vamos a tocar en vivo como sesionistas de él. -¿Qué representa Watanabe San para vos? -Es como el Mick Jagger del Taiko para mí. Es un ex director del grupo más conocido de Taiko a nivel mundial y es una eminencia dentro de lo que es el mundo artístico y taikístico. Es una oportunidad que yo veía remotamente lejana y se dio, porque trabajamos mucho, en especial Gastón San Cristóbal, mi compañero en Shinzui. Y con ayuda de la gente que participó del festival Kizuna, que se copó para el evento: Medetaiko, Ryuku Sapukai, Graciela Nakasone, Kiseiko Mineidanchi, Sho Ryu Daiko. Sin pedir nada a cambio, por amistad, camaradería, amor al arte, apoyó el proyecto y fue así como se hizo posible. También contar con el apoyo de diferentes instituciones y empresas. Por suerte hubo bastante apoyo. Se pudo llegar a dar esto que es traer a este groso del Taiko. -¿Te estás entrenando? -Sí, individualmente y con el grupo. Como somos amateur y trabajamos en otras cosas es difícil coordinar prácticas conjuntas. -¿Qué características tiene que tener un músico de taiko? -Mucha constancia, mucho sudor, entrenamiento. Mucha pasión. Porque después el virtuosismo técnico viene. Está bien, hay gente que es más virtuosa, tiene más capacidad. Pero lo importante es entrenar, tener constancia. -¿Qué es lo que más rescatás de Shinzui?
-Lo que más rescato es la pasión que todos tenemos por el Taiko. Lo que nos une, nos unió y nos sigue manteniendo unidos. A pesar de nuestras limitaciones, no somos virtuosos ni profesionales, el tema es salir adelante a través de la práctica conjunta, el entrenamiento, y la disciplina. También tiene que haber un buen feeling en el grupo, que lo hay. Para ser un grupo, un ensamble, tiene que haber entendimiento dentro del grupo y eso es bastante importante. Dentro de Shinzui, no sé si en otros. -¿Por qué la gente tiene q ir a ver a Shinzui? -Es una nueva alternativa en el mundo del taiko argentino. En el Taiko no te podés apartar mucho de lo tradicional. La oferta taikistica argentina durante 15 años fue siempre la misma y ahora aparecen agrupaciones nuevas, como Shinzui que, capaz, ofrecen algo distinto. No sé si mejor o peor, pero algo distinto. Estamos tratando de renovar la oferta que hay hasta ahora... -¿Qué músicos de Taiko admirás de la Argentina? -Alejandro Imori, Keiji Yonagi. Me gusta como toca Lorena Higa, de Mukaito Taiko. -¿Qué te da el Taiko? ¿Por qué le dedicás tanto tiempo? -Está bueno. Se forma una especie de fraternidad. Hablando más allá de la cuestión física, se crea una fraternidad del Taiko y dentro de esa fraternidad hay vínculos fuertes y fieles, lo cual es valorable. Hay varios aspectos. Dentro de lo musical me gusta porque es percusión y ritmos que son divertidos tocar. Es ameno juntarse con gente y tocar percusión, en este caso: Taiko. No sé si es tan cálido como tocar en una murga pero igual está bueno el clima que se genera al juntarse un grupo de gente a tocar percusión. La experiencia mía es japonesa. Lo que trae aparejado el tema del Taiko es que tiene que ver con las raíces de uno y eso influye bastante. Reconocer esa descendencia, esa raíz cultural está buena, me hace sentir bien como descendiente de japoneses. No sé por qué. Y a nivel más íntimo, la primera vez que toqué un taiko, que fue en Mukaito, fue una vibración que me hizo sacudir todo. Fue un golpe de energía muy copado. Te mueve todo. Sentís una fuerza que emana del parche que está buena. Y eso es liberador. La energía del tambor de cierta manera te atrapa. Por lo menos a mí. -La música y el cine son ramas del arte. ¿Cuál es la importancia del arte? Mi visión... Si no tenés arte pierde sentido la vida... hasta la vida pierde sentido: uno vive porque siente. Es raro, porque hay varias visiones, lo que siento yo es que es más primitivo, más instintivo. El ser humano es un animal pasional, a pesar de tener conciencia e intelecto todavía es dominado por instintos y pasiones y creo que el arte entra por ese lado, es algo que no se puede explicar, va más allá del intelecto, va más allá de la explicación intelectual, no sabés muy bien qué es. Pero forma parte del ser humano. Es eso. Su esencia.
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