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Jueves, 23 de Junio de 2022
El último encuentro
Escrito por Shohan Sakugawa   

HISTORIAS familiares en torno a la guerra, a 77 años del fin de la Batalla de Okinawa.

Año 1945, vencidas Alemania e Italia, y en pleno retroceso de Japón en los territorios ocupados en Asia, 100.000 soldados apostados en Okinawa se preparan para resistir el desembarco de las Fuerzas Aliadas, quienes los duplican en número.

Mi tío Chutoku, después de una corta visita a fines de marzo a su casa familiar en la aldea de Nakijín, regresó al frente para sumarse a los preparativos.

El 1 de abril desembarcaron los primeros batallones Aliados, dando comienzo a lo que fue la batalla más grande de la Segunda Guerra, que durante 82 días de

encarnizados combates se llevó la vida de 20.000 soldados aliados, 142.000 civiles y la casi totalidad de los combatientes japoneses, entre ellos mi tío.

El último encuentro familiar
Mi tío tenía 27 años, era el hijo menor de cuatro hermanos, quizás el preferido de mi abuela. Según mi padre, su compañero de juergas; era divertido, travieso y el más cariñoso con mi abuela y también quien más la cuidaba y se preocupaba por ella.

Finalizada su fugaz visita a la casa familiar, en la madrugada previa a volver al frente, mi tío vestía su uniforme y acomodaba su mochila, mientras su mujer preparaba el desayuno que compartirían junto a mis abuelos, mi tía, y su hija, Myoko, de un año. Todos sentían que era el último encuentro.

El se despidió como de costumbre entre los japoneses: “itte kimasu” (voy y regreso). “Ki wo tukete”, “itte irassyai” (cuidate, y esperamos tu regreso a casa), le dijo su mujer.

Mi abuela lo miró detenidamente, y pronunció las últimas palabras de la despedida: "No vuelvas al frente".