Lunes, 02 de Mayo de 2022 |
Germán Nagahama, creador de la lámpara de agua |
SU INNOVACIÓN, un medio alternativo limpio y portátil de energía, obtuvo la medalla de oro en la Exposición Internacional de Invenciones de Ginebra. Germán iba a pescar. Era de noche, preparó su lámpara, pero no encendía: las pilas estaban sulfatadas. Ese contratiempo, sin embargo, hizo que comenzara a pensar en un medio alternativo, limpio y portátil de energía. El resultado hoy es innovador: la lámpara de agua, reconocida con la Medalla de Oro en la última Exposición Internacional de Invenciones de Ginebra (categoría de Seguridad).
"Los sistemas de energía limpia que se están desarrollando son todos estacionarios. La lámpara de agua surge de una investigación -o "proceso"- para encontrar una manera limpia de generar energía portátil", comenta Germán Nagahama. "Para esto, tomé la base de la primera pila creada por Alessandro Volta en el año 1800. Mejoré los materiales sin cambiar el electrolito que usó Volta, que fue el agua salada". Más específicamente, Nagahama detalla: "Una pila genera electricidad de forma química a partir de tres componentes: un ánodo, que se oxida y entrega electrones; un cátodo, que se reduce (proceso inverso a la oxidación), y el electrolito, que es la sustancia que controla y hace posible esta reacción. La parte contaminante de la pila es el electrolito, ya que mientras más eficiente sea oxidando, mayor va a ser la densidad de energía que va a ser capaz de entregar la pila. La premisa fue desarrollar la pila sin modificar este componente y seguir usando el agua salada original. "El mejor material anódico que conseguí es el magnesio metálico que saqué de un ánodo de sacrificio de termotanque (pieza que es utilizada para proteger la carcasa de la oxidación), y como ánodo empecé utilizando alambre de cobre, que luego substituí por fibra de carbono. "Esta pila entrega muy poca energía, así que trabajé en desarrollar un amplificador de corriente pulsante para llegar a la energía suficiente para encender la lámpara". Una idea “desechada" - Estudiaste otra carrera, a priori alejada de la electrónica, ¿de dónde sale tu ímpetu por innovar? HISTORIA familiar En 1928, mi abuelo viajó a Perú debido a la mala situación que se vivía en Japón. Meses después, viajan a Perú mi abuela, el hermano menor de mi abuelo y otra hermana de mi abuelo. Sus hijos quedaron al cuidado de diferentes familias en Okinawa. Mi papá, Manuel "Muneo" Nagahama, fue el primero en nacer en Perú. Luego nacieron Alicia "Takee", Flora "Yaeko" y María Angélica "Kikue". La idea de volver a Japón se frustró cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. El gobierno peruano, aliado de los Estados Unidos, se volvió hostil hacia la colonia japonesa, al punto en que muchos japoneses sufrieron embargos de sus casas y negocios, y algunos hasta fueron deportados como "prisioneros de guerra" a campos de concentración en Estados Unidos. Bajo esas circunstancias, mi abuelo llamó a sus hijos que habían quedado en Japón. Pero ante la imposibilidad de poder ingresar a Perú, viajó a la Argentina (vienen mi tío, Sosei; su señora, Chio, y la tía, Yoshiko, en el año 1951). Mi papá se casó en 1975 con María Del Carmen Schell, consiguió una beca para estudiar acupuntura a Taiwán, y después fue a Okinawa. A su regreso a la Argentina, decidió irse a vivir a Perú, ahí es donde nací, en el año 1976, y luego mis hermanos, Munenori y Sayuri. En 1989 decidimos venir a vivir a la Argentina. |