Miércoles, 29 de Diciembre de 2021
"Undokai": su significado a través del tiempo
Escrito por Cecilia Onaha*   

LA FIESTA DEL DEPORTE comenzó en los colegios y luego pasaron a los centros comunitarios. Los emigrantes llevaron consigo esas prácticas a los países en los que se establecieron.

Origen del festival
Acerca del “undokai”, se dice que se trata en realidad de una práctica nueva nacida en la década de 1880. Seguramente tiene como fundamento la concepción de la unidad entre cuerpo y mente (espíritu) en Asia. En coincidencia con el lema “mens sana in corpore sano” (del original: [oremos por] una mente sana en un cuerpo sano) surgido originalmente en los primeros siglos de nuestra era, en el seno de la civilización romana, este lema se popularizó recién a fines del siglo XIX, con el fin de difundir la práctica de la gimnasia moderna y también en el momento en que el Barón Pierre de Coubertin impulsaba la recuperación del olimpismo.

La educación japonesa moderna estaba entonces también moldeando su estructura y la incorporación dentro de la formación de los niños, de la educación física, fue un tema de interés central. Entre las fuentes históricas, personalmente me ha llamado mucho la atención, el hecho de que contemos con estadísticas precisas de crecimiento y desarrollo de los niños japoneses, desde esos momentos.

La realización de festivales deportivos, como parte de las actividades escolares, junto con festivales artístico-culturales, fue una práctica que tuvo un impacto social muy significativo. Contribuyó fundamentalmente a que, en especial en las áreas rurales, durante la primera mitad del siglo XX las escuelas se constituyeran en centros de actividad comunitaria y social e impulsara a que la matriculación escolar superara el 90 %.

Más allá de las razones económicas, el hecho de que la gratuidad de la educación básica en Japón recién se estableciera para inicios del siglo XX y que constituye una de las razones del aumento de la tasa de matriculación de niñas, las actividades recreativas escolares pasaron a constituirse el centro de la vida social de las aldeas. El undokai congregaba a las familias, pero la competencia involucraba también la identidad por unidades análogas a nuestros barrios. El promover la competencia entre estos generaba el involucramiento de todas las familias que lo componían y que asistían a alentar a sus equipos y participantes. Eran jornadas de fiesta para todos y se puede llegar a imaginar el grado de participación de toda la aldea, actividades de las que nadie podía ni quería quedar ajeno.

Durante las primeras décadas del siglo XX, en las zonas rurales pobres del interior del Japón, las actividades deportivas constituyeron encuentros recreativos por excelencia de niños y jóvenes. Ya después de la Segunda Guerra Mundial, los centros comunitarios propiamente dichos (公民館) pasaron a cumplir ese rol y la escuela volvió a su tarea específica de centro educativo y deportivo.

Hoy tienen su continuidad en las actividades de círculos o clubes deportivos, artísticos y culturales que forman parte de la actividad complementaria, presente desde el nivel primario hasta el universitario en la educación japonesa. Era frecuente, por lo menos hasta la década de 1990, ver a jóvenes adolescentes llegar mucho antes de la hora de inicio de clase para realizar prácticas de su deporte favorito en las instalaciones de sus colegios.

Los nikkei
Los emigrantes japoneses llevaron esas prácticas tradicionales a los lugares en donde establecieron. Se vincularon a las actividades educativas. En el período de preguerra eran parte de las actividades de las escuelas bilingües. Al conformarse las comunidades japonesas en los lugares de destino de la emigración, formar sus familias y promover desde la enseñanza del idioma básicamente hasta la educación integral, dentro de las actividades escolares, los “undokai” también lo constituyeron.
En la posguerra se ampliaron y estas actividades deportivas se continuaron desarrollando entre las asociaciones por pueblos, distritos y ciudades (shi-cho-son) en el caso de la federación de agrupaciones de Okinawa.

Aunque incluso las actividades educativas pasaran a segundo plano desde la década de 1950 en adelante, estos festivales deportivos continuaron congregando familias enteras que a su vez se reencontraban con aquellos que habían sido vecinos del mismo aza en Japón, para alentar a sus equipos de atletas y también a hacer participar a todos los niños en general, madres, abuelos, en distintas pruebas, siendo los premios para todos los niños cuadernos y lápices. Luego llegaba la hora de los almuerzos en forma de pic nic, en donde todos compartían sus viandas, con onigiris rellenos de carne de cerdo con miso -tradicional de Okinawa-.

Hoy, la práctica del undokai, bajo la forma de torneos Inter shi-cho-sonjinkai, continúa ampliando y fortaleciendo su alcance y rol. Por un lado, al mismo tiempo que integra a las familias en torno al deporte, han continuado desarrollándose las competencias atléticas en donde para los atletas amateur, constituye una instancia previa o paralela a la actividad federada en grandes instituciones deportivas argentinas. Por otra parte, el deporte ha sido y seguirá siendo, como ya lo plasmó Diego Martín Higa en su trabajo “La posta infinita” (2017), un nexo no solo para atletas de la comunidad en nuestro país, sino con aquellos de otros países del continente americano en eventos como los torneos Confraternidad.

El undokai ha sido estudiado desde las más diversas perspectivas: desde la Medicina hasta el folclore, y también en su desarrollo a lo largo del tiempo. En nuestro país, si bien el libro de Diego Higa constituye el único trabajo de relevamiento sobre el tema deportivo, no hay artículos sobre el Undokai y quizás nos pueda servir como modelo el publicado por Saori Kato (2019), estudiante de doctorado de la Universidad de Kanagawa, respecto de esta actividad, como ejemplo de la preservación cultural de los migrantes de la aldea Uken en la isla Amami, prefectura de Kagoshima, residentes en Brasil.

La autora hace mención de que es una actividad que tiene como protagonistas a la segunda generación (nisei). La recolección de datos para el trabajo la realizó en 2017, cuando se celebraba el 23 undokai de la Comunidad Amami de Vila Carrao y desde hacía diez años rentaban el espacio de la Asociación Cultura y Agrícola Kiyowa.

La entrada tenía un valor en reales brasileños equivalente a alrededor de US$ 5, siendo gratuita para mayores de 70 años y menores de 6. En cuanto al programa de actividades desarrolladas, en la apertura se cantan los himnos nacionales del Brasil y Japón. Luego como precalentamiento se realizan los ejercicios de “Radio Taisou”, liderados por una mujer sansei (ésta es una práctica generalizada en Japón y que ha llegado entre otras vías por las transmisiones de NHK a nuestro país).
Como premio de las distintas pruebas, en donde no solo compiten los niños, sino también adultos, estaban productos de uso cotidiano como por ejemplo productos de limpieza o higiene, o para los niños, dulces y jugos. El programa se completa con pruebas no incluidas en Japón, como explotar globos abrazándose entre dos, en donde participan todos, inclusive amigos no japoneses de las familias.

Para la hora del almuerzo, las familias extendidas se reúnen y comparten la comida, los issei platos típicos japoneses como tamago-yaki (especie de omelete) o shio-musubi (bolas de arroz) en cambio los nisei y sucesivas generaciones platos brasileños (frituras, carne asada, etc). Entre las bebidas también se incluyen gaseosas y café. A 20 minutos de iniciado el almuerzo, se inicia el baile grupal al ritmo del tanko bushi (danza de la Canción del minero) en homenaje a los mayores de 70 años.

El futuro
El Centro Okinawense en la Argentina, a través de los torneos atléticos Inter shi-cho-sonjinkai, continúa la tradición de los undokai de los pueblos de preguerra, congregando a las familias en torno al deporte. En este sentido, para el Archivo Histórico de la Colectividad queda pendiente la tarea de realizar un relevamiento sobre el impacto social de las actividades deportivas en la comunidad japonesa en Argentina.

Sobre la proyección para el futuro, merece mencionarse que la Asociación Japonesa en la Argentina está comenzando a escribir una nueva página de su historia. La realización del proyecto de construcción del Campo Polideportivo, sobre su terreno ubicado en avenida Balbastro 3350, adquirido a la ciudad de Buenos Aires ya hace más de cuarenta años y que significará, sin duda, un impulso al desarrollo del deporte como actividad integral e integradora de la comunidad. En esta oportunidad, las artes marciales serán el eje sobre el cual se volverá a integrar la comunidad nikkei en su conjunto, es decir los to-do-fu kenjinkai.
AJA está dando este paso y después de la realización del Jardín Japónes -donado a la ciudad de Buenos Aires como prueba de gratitud al país que recibió generosamente a sus inmigrantes-, hoy promueve la integración en la sociedad argentina a través del deporte.


* Archivo Histórico de la Colectividad Japonesa en la Argentina