Miércoles, 28 de Abril de 2021
El "virus chino" y la violencia y discriminación contra la comunidad asiática

EL COVID 19 y los sentimientos "anti-asiáticos" en el país del norte.

Hace unas semanas, la ATP y la WTA, ambas asociaciones internacionales de tenis, difundió en sus redes sociales un video en el que Naomi Osaka y Kei Nishikori, los dos tenistas japoneses más conocidos, pedían que se pusiera fin a la violencia y discriminación contra la comunidad asiáticas en los Estados Unidos. Es que según una organización que investiga la discriminación contra estadounidenses de origen asiático y contra las personas de las islas del Pacífico informaba que, entre marzo de 2020 y febrero de este año, se han producido más de 3700 incidentes de odio que tienen como objetivo esas personas. Stop AAPI Hate indicó que hubo 2808 denuncias sobre este tipo de ataques, con un 8,7% de agresiones físicas y un 71% de acoso verbal.

 

Y agregó que detrás de estas acciones, muchos ven los efectos de la retórica de una parte de la población estadounidense que culpa a los asiáticos por la pandemia del Covid-19, sobre todo por los discursos del expresidente Donald Trump con sus recurrentes menciones al "virus chino". Ya a fines del 2020, Naciones Unidas emitió un informe en el que detallaba "un nivel alarmante" de violencia por motivos raciales y otros incidentes de odio contra los estadounidenses de origen asiático".

Algunos de los casos más notorios conocidos últimamente: un inmigrante tailandés de 84 años en San Francisco, California, murió en febrero después de ser empujado al piso mientras realizaba una caminata matutina;, también en California, pero en Oakland, un anciano de 91 años fue empujado por la espalda y cayó al pavimento; una mujer china de 89 años fue abofeteada por dos personas en Brooklyn, Nueva York, y luego la prendieron fuego; un hombre en el subte de Nueva York le cortó la cara a un pasajero filipino-estadounidense de 61 años.

Un artículo de la cadena británica de noticias BBC, que se basa en información de organizaciones civiles, señala que la violencia puede estar relacionada con el aumento de lo que denominan un "sentimiento antiasiático" en Estados Unidos, influenciado quizá por los discursos de Trump cada vez que se refería a China, y quien en varias ocasiones mencionó la pandemia como el "virus de China" o la "gripe kung" (Kung Flu).

Recuerdos de la guerra
La BBC también recuerda en otro artículo que el sentimiento antiasiático no es algo nuevo en Estados Unidos y se remonta hasta hace más de 150 años, cuando empezó a hablarse del "peligro amarillo", en referencia a la supuesta amenaza que representaban los ciudadanos originarios de Asia Oriental para la civilización occidental.

Según el profesor de Estudios Estadounidenses y Étnicos, Adrián de Leon, "a fines del siglo XIX, los nativistas blancos difundieron propaganda xenófoba sobre la falta de pulcritud de los chinos en San Francisco. "Esto alimentó la aprobación de la infame Ley de Exclusión China, la primera ley en Estados Unidos que prohibió la inmigración basada únicamente en la raza", una ley aprobada en 1882 y, al parecer, muy popular y que gozaba del apoyo de grupos de trabajadores que temían que la oferta de mano de obra china hiciese que cayeran los sueldos, así como por grupos racistas que promovían el temor ante la idea de que Estados Unidos iba a ser literalmente inundada de chinos.

Esta norma, que prohibía la inmigración china, incluía inicialmente algunas salvedades y mantenía las puertas abiertas para los comerciantes, los maestros, los estudiantes, los turistas y los diplomáticos.
La estereotipación de los asiáticos siguió a inicios del siglo XX con los filipinos, cuyo país por entonces era una colonia de Estados Unidos, y su ejército denigraba a los habitantes locales.

Tras el ataque a Pearl Harbor fue el turno de los japoneses: tanto nipones y sus descendientes en Estados Unidos (de segunda y tercera generación) pasaron a ser el "peligro amarillo". El presidente Franklin Roosevelt emitió una orden de internamiento contra aquellas personas vistas como sospechosas de simpatizar con el enemigo, lo que también afectó a germano e ítaloestadounidenses en la costa este del país. Hay que mencionar también que, por el contrario, se permitió el paso libre a inmigrantes chinos a Estados Unidos, aunque motivada más por armar una coalición transpacífica para combatir a las potencias del Eje.

Para el confinamiento de los ciudadanos en su mayoría de origen nipón, Estados Unidos concertó acuerdos con casi todos los países de Latinoamérica, a excepción de Argentina, Paraguay y Chile, para que estos aplicaran sus propios programas de internamiento o enviaran a sus ciudadanos de origen japonés a los campos de Estados Unidos y Panamá. Algunas de estas personas tan sólo eran descendientes de japoneses y nunca habían estado en Japón.