Viernes, 22 de Enero de 2021 |
“El coronavirus nos ha hecho pensar en cuán importante somos” |
Escrito por Por Shino Ohnaga* |
ADAPTAR LA VIDA DIARIA a la cuarentena obligatoria. El 15 de marzo de 2020 estaba preparándome para ir a una grabación importante. ¡El mundo estaba inquieto, y el alcohol en gel no se vendía en ningún lugar! Estaba en pánico. ¡Compremos papel higiénico después de grabar! Así pensaba.
Normalmente, cuando viajaba en subte al estudio de grabación, solía saludar con un abrazo, pero ahora esa costumbre cambió a hacerlo con el codo y, por supuesto, evitar compartir el mate. Pese a todo este aire negativo, nuestra grabación culminó con éxito. "¿Qué pasará en un futuro?". Camino a casa, me decidó por ir a comprar papel higiénico, así que entré al supermercado y fui directamente al estante al sector. ¡Por supuesto que encontré! Sin embargo, recuerdo claramente de la aparición de otras personas que también habían comprado papel higiénico y sentir la impaciencia y angustia. Han pasado unos días y la ciudad y la vida de las personas ha cambiado por completo. ¿Aislamiento obligatorio? ¿Qué diablos se puede esperar? ¿Una sensación dura y pesada? Sin embargo, en ese momento sentía que el fluir de mi vida no se detendría. Soy pianista independiente, y como probablemente otros muchos artistas, toco en vivo, en conciertos y espectáculos, y doy lecciones presenciales. Mi vida casi estaba compuesta por encuentros "presenciales". Pensar solamente en lo económico sería una realidad muy dolorosa, pero igual me preocupaba no poder imaginar cómo y cuándo sería el final de todo esto. Pero esas eran solo cosas negativas. Como dice el refrán: "el tiempo no se puede convertir en dinero"; ¡Ahora tenemos un tiempo precioso! Como no se puede salir, tenía tiempo para dedicarle a mi propia producción y práctica. Fue un momento muy significativo para mí. Reflexionando un poco sobre mi vida normal, estoy muy agradecida y feliz de haber podido dar clases y actuaciones en público. La alegría de compartir un espacio y escuchar música no puede ser reemplazada por ninguna otra cosa. Sin embargo, de repente me di cuenta de que el tiempo corre rápido y los días se terminan. Tener tiempo a solas para encontrar mis propios sonidos y expresiones era algo realmente necesario y deseado por mí. (Sé lo afortunada que soy de poder decir esto. Distinto sería si tuviese una familia que mantener o no pudiese llegar a comer.) Por cierto, cuando se declaró la primera extensión de la cuarentena, decidí que era inútil esperar a que se terminase, así que comencé a dar clases de piano online. Por supuesto que estar en línea puede ser estresante (hay un retraso en la comunicación y no se pueden ver mis manos en vivo ni escuchar el sonido que realmente suena, así que tuve que hacer varios esfuerzos para mantener la concentración de los alumnos), por lo que les conté la dinámica de las lecciones y las dicté solo a aquellos que lo desearan. Además, comencé a experimentar con la música a una frecuencia de 432 Hz, la cual produce otras sensaciones en la mente y el cuerpo. Me arrepiento de no haber hecho grabaciones en mi casa, pero fue un gran esfuerzo personal: desde preparar el entorno, comprar el software de la computadora, aprender su manejo, equivocarse, repetir todo y, una vez que todo salió bien, impresionarme. Creo que todo esto no hubiese sido posible sin el aislamiento. También hay momentos en los que pienso en las personas que fallecieron, en sus familias; en el personal médico que continúa trabajando en medio de un ambiente de estrés y tensiones, y en aquellos que tienen dificultades económicas. En mi caso, aunque el ingreso es escaso, me siento feliz de poder continuar con la música. El mundo es impredescible, pero igualmente cada uno debería actuar responsablemente. Sin idealizar, creo que el coronavirus nos ha hecho pensar en cuán importante somos como personas, nuestras familias, la humanidad. Ojalá pronto podamos volver a disfrutar de las buenas ondas y la vibración de los sonidos en un entorno seguro. |