EL SUMIE y otras técnicas del universo pictórico japonés que enriquecen las posibilidades expresivas.
En la pintura japonesa más tradicional se plasma la captación espontánea e intuitiva de lo que se quiere retratar, no se trata de un copia fiel y realista, si no de expresar con los trazos aquello que no se ve, la belleza oculta y fugaz de las cosas. Y no solamente se utiliza la técnica de sumie sino que hay muchas otras técnicas desarrolladas en el arte japonés que conoceremos en esta nota.
Suibokuga
Al igual que el sumie, en el estilo “suibokuga” se usan variaciones de la tinta, donde la manifestación lograda del sombreado y desenfoque se logra con la pincelada diluida en tinta pálida (que se llama “in”, en japonés), y luego se esparce otra pincelada con tinta más oscura (llamada “you”), sin ningún boceto preliminar. Se incluyen las flores, pájaros, paisajes y las personas. Tohaku Hasegawa es uno de los artistas más representativo de esta técnica.
Sansuiga “Sansuiga”, se refiere literalmente a la pintura de “montañas y ríos”, por extensión diríamos que es la pintura paisajística en la que también se pinta el cielo con sus nubes y la condición climática reinante, las características naturales como rocas, árboles y todo aquello que entre en cuadro en el paisaje a retratar. Representa una imagen idealizada y expresionista de la naturaleza en texturas tonales que van del blanco al negro.
Tarashikomi “Tarashikomi” es una técnica en la que se humedece previamente la superficie donde se va a pintar con agua o tinta muy clara. Antes de que se seque completamente, con la punta del pincel se aplica tinta con carga más oscura que lógicamente se va a ir expandiendo por absorción sobre la zona húmeda. Para controlar esa expansión en las formas que uno desea, tiene que utilizar otro pincel menos humedecido para guiar la tinta hacia las zonas previamente seleccionadas. Se repite este procedimiento en distintos sectores hasta completar el dibujo. Este efecto crea una forma de goteo para detalles finos como ondulaciones en el agua o pétalos de flores en un árbol. Tawaraya Sotatsu se destaca por su técnica tarashikomi, e inspiró a Ogata Korin quien consolidó la Escuela Rinpa siendo esta técnica parte de este estilo decorativo.
Haiga Muchos poetas de haiku solían acompañar sus poemas con alguna imagen que podía complementar o ilustrar el haiku, a estos dibujos se les conoce como “haiga” o “pinturas de haiku”. Este arte emerge en el periodo Edo, finales del siglo XVIII. El poeta Yosa Buson se vuelve un reconocido pintor por su atención al detalle, sus trazos precisos y contundentes, pero suave al mismo tiempo con los que plasmaba de forma minimalista lo que debía plasmar y nada más. Buson perfeccionó el haiga, hasta convertirlo en una rama de la pintura japonesa.
Saibokuga En la técnica “saibokuga” se incorpora las características tradicionales del suibokuga, para crear una novedosa manera de pintar, utilizando pigmentos minerales de color. El saibokuga comparte la característica común de ser un arte no imitativo, es un arte de sugestión, donde la mancha y la textura de la línea capturan la esencia del tema y llevan al espectador a imaginar o sentir la realidad de la cual hay una porción expresada.
Kohitsuga Tal vez la excepción a la pintura expresionista que vimos con las técnicas anteriores, sea “kohitsuga”, la pintura cortesana o académica que combina elementos, estilos y técnicas de las escuelas tradicionales. Se trata de un estilo de pintura figurativa, cuyas imágenes son bien definidas con un diseño elaborado y pintado con sutiles variaciones de valor y color. Se pone un gran énfasis en la presencia o ausencia de esquemas, con un grado de realismo o naturalismo, los bordes lavados y capas superpuestas de tinta o pigmentos, que proporcionan efectos de contraste, volumen y transparencia.
El pigmento para la realización de saibokuga y kohitsuga se llama “gansai” (en japonés) y se compone de pigmentos minerales aglutinados con goma arábiga o miel. En sus procedimientos se emplea la pintura por capas transparentes, a fin de lograr mayor brillo y soltura en la composición que se está realizando.
* Fundación Cultural Argentino Japonesa
Epigrafe de foto: “Gato y pecera con peces de colores” (1933) de Ohara Koson, pintor de la técnica kohitsuga.
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