Viernes, 10 de Marzo de 2017
Wasurenai 11.3: Mitigar el dolor a través de cartas

Sachiko Kumagai respira profundo en su casa, y luego comienza un ritual: escribir una carta a su marido. Él nunca la recibirá.

-Buenos días, Migaku. Me levanté temprano esta mañana. El intenso frío de febrero me corta. ¿Cómo estás por allá? ", dice una de esas cartas.
Migaku, con quien estuvo casada por casi 50 años, desapareció en el tsunami que fue generado por el terremoto del 11 de marzo de 2011.
Las paredes de la sala de la casa, ubicada en Rikuzentaka (prefectura de Iwate), están cubiertas con más de 200 cartas que esta señora de 75 años le ha escrito, y por fotografías de la pareja.
Su marido permanece oficialmente desaparecido, lo que lo convierte en una de las 1759 personas de Rikuzentakata que murieron o desaparecieron en el desastre.
Luego de seis años, también es una de las 44 personas perdidas cuya muerte no ha sido oficialmente registrada en ninguna de las tres prefecturas afectadas (Iwate, Miyagi y Fukushima).
Cuando el tsunami destruyó esta ciudad costera, Kumagai estaba en Ofunato, una ciudad vecina, en una excursión.
Ella logró regresar a casa al día siguiente. La casa, situada en una zona elevada, estaba intacta, pero su marido no estaba por ninguna parte. Los vecinos dijeron que lo vieron descender la colina de la casa poco antes de que el tsunami tragara muchas partes de la ciudad.
Kumagai estaba devastada. La tragedia se produjo justo cuando la pareja planeaba un viaje por Japón. Un año antes, Migaku se había jubilado.
Tres meses después del impacto del tsunami, ella creyó oír a su marido mientras caminaba sobre la colina donde fue visto por última vez.
-Mamá-chan, quedate ahí. Estás con nuestros hijos. No deberías pasar el día llorando todo el tiempo", fue lo que oyó.
Se apresuró a regresar a casa y anotó lo que había oído en el reverso de su calendario. Alentada por el incidente, comenzó a escribir a Migaku.
En 2014, Kumagai condujo a Mori no Koya, un café que está a unos 10 minutos en coche de su casa, luego de leer un artículo en un periódico.
Es que la cafetería tiene un buzón de correos rojo en el frente, que fue creado en la primavera del 2014. El propietario, Yuji Akagawa, lo puso para que los sobrevivientes pasen a despachar cartas en las que pudieran comunicar sus  sentimientos hacia sus parientes que se perdieron en el tsunami.
A Akagawa, de 67 años, se le ocurrió la idea cuando uno de sus clientes le dijo: "No puedo compartir el dolor de perder a un miembro de la familia y compartirlo conn otros".
El buzón de correos se llamó Hyoryu Post 3/11 porque el contenido no se puede entregar.
Cuando Akagawa supo que el marido de Kumagai seguía desaparecido, la animó a escribir cartas.
Pero ella no siguió la sugerencia de Akagawa, aunque sí le escribió a su marido en su casa.
Más que nada, le molestaba que Akagawa dijera que el buzón era para cartas escritas a los fallecidos.
"Todavía no quiero aceptar que Migaku está muerto", le dijo a Akagawa. Y salió del café.
Kumagai, de hecho, no ha registrado la muerte con las autoridades locales.
Sin embargo, un desahogo se produjo cuando su nieta nació en la primavera del 2016. Cuando corrió a la casa de su hijo para celebrar el nacimiento, su otro nieto, de 9 años, dijo: "Ella es la reencarnación de mi abuelo".
Kumagai contestó: "Segura que lo es”.
Las palabras salieron naturalmente. Ella, al parecer, va aceptando, lentamente, la muerte de Migaku.
Unos días después dejó caer una carta en el buzón. En el sobre escribió el nombre de su marido.
"El nombre de nuestra nieta es Mio. Todo el mundo dice que tiene un par de ojos grandes y brillantes y también una boca  como la tuya... He aceptado que te has ido. Pero todavía no puedo creerlo”, dice la carta.

(Artículo original del Asahi Shimbun.)