Viernes, 03 de Marzo de 2017
“Gachimaya”
Escrito por Soledad Uchima   

Mi nombre es Sole Uchima y soy sansei. Viví junto a mis abuelos, Tsuruko Hanashiro y Ansei Uchima, los cuales me inculcaron la cultura uchinanchu rodeada de una huerta okinawense y un menú a base de goya chanpuru, nabera, kamaboko y muchii casero al ritmo del sanshin.

En honor a ellos, e inspirada en los encuentros familiares, nació en 2008 mi blog “Gachimaya”, un diario fotográfico digital  donde comencé a compartir recetas, reseñas gastronómicas, tradiciones japonesas y okinawenses.
A modo de revalorizar la identidad uchinanchu, elegí el nombre “Gachimaya”, palabra que en el idioma uchinaguchi,  usado en el entorno familiar, significa “glotón” o “angurriento”. “Gachi” es afín al término “Gatsu”, que significa estomago de cerdo o vaca,  y la onomatopeya “gatsu gatsu” expresa gula, ansiedad, mientras que “mayaa” deriva de la palabra gato.
El interés por la gastronomía aumentó cuando trabajé en Miyako junto al sensei Isao Wada, con quien aprendí sobre las tradiciones culinarias como el kaiseki ryori, la importancia de la cocina regional, los productos de estación, los platos festivos y arte en cada presentación.
En 2010 tuve la oportunidad de viajar a Japón con la beca del municipio de Okinawashi, una experiencia única en la que pude conocer la cultura con más profundidad junto a mis familiares, conociendo su Ikigai y valorando su filosofía de vida.
Me centré en la gastronomía, estudiando y disfrutando cada bocado que resultó irrepetible. La primera clase fue un menú cien por ciento de goya, con chanpuru, niku roll, okonomiyaki, tenpura y hasta… ¡jugo a base de goya!
La alimentación, clima, cultura y espíritu forman el secreto de una vida saludable y feliz en las islas de Okinawa. Una dieta regada de vegetales y frutas tropicales, té sanpincha, shikuwasa, algas, miso, tofu, pescado, mariscos, pastelería con imo, kabocha y azúcar de caña lidera el ranking de la longevidad mundial.
Estas experiencias me permitieron acercarme a la colectividad, y en este momento colaboro con la agrupación de becarios Okiryukai y la Asociación Japonesa de Florencio Varela.
En esta era digital, las redes sociales son fuertes  herramientas para conectar a la comunidad nikkei y uchinanchu en todo el mundo a través de la historia y cultura, redescubriendo valores y costumbres de nuestros ancestros para transmitir a las nuevas generaciones, cooperar con las instituciones y fortalecer los lazos con la colectividad.
Continuar el legado de mis abuelos es una elección personal, y difundir la cultura japonesa en Argentina es una pasión.