Jueves, 10 de Noviembre de 2016
Retrato de la vida interior
Escrito por Masako Itoh   

CINE. Miss, film protagonizado por  Robert Law Makita -un joven de ascendencia china y japonesa-.

Reivindicar la inocencia y bondad de un antihéroe argenchino-japonés. Ese parece ser el fin de Miss, la ópera prima del director Robert Bonomo que fue estrenada en las salas de todo el país el 27 de octubre. La película subvierte los valores del exitismo y las convenciones sociales al mostrar en escena su sencilla manera de ver la vida.

Su protagonista, un joven oriental llamado Robert Law Makita, tal es su nombre real y el de su personaje en la ficción, es  quien, minutos después de comenzada la historia, y procedimiento narrativo de las cajas chinas mediante, nos anuncia: “Mi nombre es Roberto, pero pueden decirme Robert. Para quienes me conocen, sabrán cómo soy, pero para aquellos que no saben cómo soy, lo sabrán”.
Si bien esta promesa que hace el personaje se cumple, y con creces, Miss no es una película fácil de ver/entender, porque  nos pone a prueba como espectadores y nos obliga, por una hora, a prescindir y desaprender el sarcasmo, la ironía y otras claves a través de las que uno está acostumbrado a leer la vida.
Su director apela al cuadro fijo, a la escena sin movimiento de cámara, con escenarios limpios, ordenados, como estampas donde cada fondo ha sido cuidado; con pocos objetos pero con alto contenido simbólico. Además, la película muestra una abundante sucesión de situaciones entre tiernas y cómicas, fragmentos que entremezclan los gags y la melancolía, una suerte de viñetas cómicas al estilo de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna.
Pero esta historia comenzó a gestarse mucho tiempo atrás. Robert Bonomo (director) y Robert Law Makita (por entonces extra publicitario) se conocieron en los pasillos de un casting para una publicidad, hace más de 10 años. Por entonces, Bonomo tenía la idea de realizar una película, pero quería encontrar primero el personaje.
“Convoqué a unas 5 o 6 personas, una de esas era él y Rigoberto, otro personaje de la película, y al comenzar a hablar con él, conocer su sensibilidad, me di cuenta de que quería escribir algo con él. A partir de elegirlo, comenzamos unos intercambios donde yo le pedía que escribiera cosas; charlamos, hicimos escenas, y después de recopilar cosas de su vida me dediqué a construir la ficción”.
Producto de aquel ida y vuelta entre el Robert Director y el Robert Extra, nació el Robert Law Makita de la ficción, que a su vez relata dos pequeñas películas dentro de la película, una suerte de segundo nivel de desdoblamiento.
- ¿Por qué elegir extras?
- Me interesaba retratar ese mundo. Porque en un nivel de representación, los extras son un segundo plano, y me interesaba para una película retratar eso, cómo una persona hace para pasar de un segundo plano a un primer plano en la vida. Él se vuelve protagonista de una película sobre su vida.
- ¿Cómo te diste cuenta de que era el personaje que necesitabas?
- Porque le hace foco a cosas como mínimas, tiene una mirada muy sensible de la vida que ayuda a la construcción de un ojo sensible. Vivimos en la carrera de éxito económico, mediático, profesional, me interesaba mostrar el otro mundo. Y  además la película no trata de justificar porqué él es como es, sino de mostrarlo tal cual es.
- ¿Cómo pensás que la gente va a tomar a este personaje?
- Siempre fue un personaje acompañado por mucho respeto por nosotros. Pero sí, siempre es posible de bajarlo a tierra y él no está en tierra, le gustan los hobbys, trenes eléctricos. Es raro, pero esa rareza, mostrarla, hace que la película pueda mostrar algo diferente. Una historia de amor que bajo su vivencia se vuelve especial. Él no sabe cómo besar, algo que para muchas personas es algo común o natural, pero para él es un tema.
- ¿No te interesó retratar el tema de su ascendencia mixta?
- El tema oriental no era su tema. Es un personaje que encara su historia de amor y realidad de una manera bastante especial. Él era diferente interiormente. Él podría haber sido no oriental, a diferencia de otras películas que retratan problemáticas de integración o colectividades, no era el objetivo central de la película. Para mí lo exótico de él era lo interno, no lo externo.