Shinzo Abe realizó una gira por Europa, de cara a la Cumbre del G7. Además, se reunió en Rusia con Vladimir Putin.
A principios de este año, el premier Shinzo Abe había dicho que Japón “brillará en el escenario global y demostrará su liderazgo en 2016”, un año que también calificó como “lleno de desafíos”, y algo de aquella promesa ya comienza a verse o, al menos, a entender de qué se trataba.
El país será a fines de mayo, sede de la cumbre del G7, pero antes, Abe realizó una gira por Europa. Visitó Italia, Francia, Bélgica, Alemania y el Reino Unido, y llegó hasta Rusia. Lo poco que se pudo saber, al menos la información oficial, es que el Primer Ministro japonés pidió a los líderes del Grupo de los Siete que apoyen su plan de expansión fiscal para impulsar la economía global. Con un Estados Unidos metido de llenos en sus elecciones presidenciales, el conflicto en Siria, y la sensación de que está perdiendo influencia en el mundo, el escenario parece perfecto para Japón. Pese al pedido de Barack Obama, presidente norteamericano, de que no viaje a Rusia, Abe se reunió en Sochi con Vladimir Putin, la otra potencia que está resurgiendo. En principio, una nueva ronda de conversaciones entre los dos países, dedicadas a la firma de un tratado de paz, ha sido prevista para junio próximo.
Declaración de paz Un tratado de paz, pendiente desde hace 70 años entre Rusia y Japón, así como la disputa territorial sobre las Islas Kuriles, fue lo que trascendió del encuentro entre ambos mandatarios en Sochi. Moscú insiste en que la discusión de este tema solo puede tener en condiciones aceptables para ambas partes. Los países no firmaron un tratado de paz tras la guerra soviético-japonesa de 1945. De facto, esta guerra terminó al mismo tiempo que la Segunda Guerra Mundial, el 2 septiembre de 1945, cuando los representantes de Tokio firmaron el acta de rendición incondicional. Formalmente el estado de guerra entre la URSS y Japón terminó en 1956, con una declaración conjunta firmada en Moscú. Japón reclama cuatro islas del archipiélago de las Kuriles en virtud del tratado bilateral de 1855 y pone como condición para la conclusión del tratado de paz la devolución de las islas. Sin embargo, la posición de Moscú es que estas se convirtieron en parte de la Unión Soviética como resultado de la Segunda Guerra Mundial y la soberanía rusa sobre ellas, que cuenta con fundamento legal internacional, no puede ser cuestionada ni revisada. Abe ha declarado que mantendrá con Putin una conversación "directa y sincera" sobre las islas Kuriles. Sin embargo, el vocero del presidente ruso, Dmitri Peskov, ha afirmado que es casi imposible esperar un progreso inmediato en esta cuestión.
Cooperación económica Además, y al parecer, Abe y Putin hablaron sobre las perspectivas de cooperación bilateral en los campos económico y humanitario. A pesar de que Tokio ha apoyado las sanciones antirrusas, los contactos comerciales siguen en pie y hay un gran interés de las empresas japonesas hacia Rusia.
Conflicto sirio Según el asesor del presidente ruso, Putin y Abe también abordarán el tema de la crisis siria en la víspera de la cumbre del Grupo de los Siete. "En la cumbre se discutirán las cuestiones internacionales más importantes, incluida la normalización de la situación en Siria y, por supuesto, para el primer ministro japonés es muy importante compartir impresiones en este contexto con el líder ruso", dijo Ushakov.
"Washington ejerce presión para aislar a Rusia" Citado por el portal ruso RT, el investigador de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong, Daniel Madrid Morales, sostiene que "Japón no ha sacado ningún beneficio de imponer sanciones a Rusia y lo único que ha hecho es empeorar el clima bilateral". Por otra parte, al referirse a Estados Unidos, considera que "Washington ejerce presión para aislar a Rusia lo más posible en un intento de crear la apariencia de que EE.UU. sigue controlando el mundo". El experto afirma también que Japón no hace otra cosa que seguir los dictados de EE.UU. |