Jueves, 31 de Marzo de 2016
El lado espiritual del cultivo orgánico

La relación con la tierra, por fuera de los agroquímicos, en un emprendimiento en la localidad bonaerense de Monte Grande.

"Como cualquiera, vivimos épocas muy difíciles, pero ahora tenemos una demanda creciente y en los últimos cuatro años se duplicó la venta. Trabajamos a pleno, pero lo que hacemos y sentimos en producción de alimentos orgánicos tiene un cimiento espiritual" aseguró a la agencia de noticias Télam Seiki Sasaki, jefe de familia y del emprendimiento.

Acompañado por su esposa Cecilia, el agricultor contó que un problema de salud, porque "los químicos nos estaban enfermando a nosotros", lo llevó hace más de 25 años al encuentro de otro modo de cultivar la tierra, en este caso unas 40 hectáreas para obtener alimentos sanos.
Inspirados en la filosofía de Mokichi Okada, un pensador japonés que a mediados del siglo XX desarrolló la agricultura natural sin fertilizantes, herbicidas ni plaguicidas y se fundamenta en la armonía entre las energías del Fuego, el Agua y la Tierra, la práctica de los Sasaki es más que simple cultivo o producción. 
Las parcelas de hortalizas, puerros, zapallos, calabazas, berenjenas, ajíes, repollos y acelgas se extienden en distintos lotes que la familia Sasaki sumó a lo largo de los años, aunque entre todas se destacan las destinadas al cultivo de las variedades de arroz.
La empresa familiar es todo un complejo ubicado en la zona rural de Esteban Echeverría, en el que la amplia vivienda familiar en la que Seiki y tres hermanos se criaron, tiene el clásico jardín japonés con puentes y caídas de agua que recrean más que un espacio recreativo la filosofía oriental.
Para Seiki el trabajo con la tierra es lo más importante, y por eso la utilización de "buen compost" para abonar los suelos es central así como el establecimiento de un circuito biológico en el que interactúan variedades vegetales y animales con el resultado de plantas sin ningún químico pero, cuenta, "lo más trabajoso es el desmalezamiento" de las parcelas el que debe hacerse "a mano y metro a metro".
La familia tiene una marca, Sasaki Noosan, que comercializa las variedades de arroz japónico (diferente del índico que es el más difundido entre los argentinos y que se cultiva preferentemente en el litoral), la salsa de soja y el miso consumidos básicamente en dietéticas, almacenes naturistas y por los restaurantes japoneses.
La familia Sasaki forma parte del MOA Internacional, una asociación de filosofía y cultura que quiere "crear una sociedad mejor fundada sobre los principios de verdad, virtud y belleza", que son los lineamientos dejados por el filósofo japonés Mokichi Okada y que a la vez es certificadora de calidad de alimentos.
Por eso no llama la atención que Sasaki diga mirando los cultivos y la tierra sana, libre de agroquímicos que consiguió tras más de 20 años de trabajo: "Tiene que haber más y más productores orgánicos. Se trata de la salvación de la humanidad. Nosotros no pensamos en la competencia; falta, falta, tenemos que ser muchos más", afirmó.

 

Fuente: rionegro.com.ar