Jueves, 10 de Marzo de 2016
Wasurenai 3.11

A fines de enero, dos becarios argentinos estuvieron en la prefectura de Fukushima durante 10 días para aprender sobre las costumbres, lugares históricos, atractivos turísticos y, sobre todo, ver la recuperación de la prefectura luego del terremoto y posterior desastre nuclear.

“Nunca bajar los brazos por más fuerte que sea el viento”

Por Hashimoto Iván Ariel
Este enero del 2016 nos embarcamos en una experiencia única junto a Lucas Chinen y seis becados más provenientes de Brasil, Bolivia, Perú y República Dominicana. Personalmente, esta experiencia me abrió los ojos no solo a lo que es la cultura y las vivencias diarias de japonés, sino que constantemente nos demuestra lo que hace la perseverancia y la conducta de cada habitante de Japón. Poder sobreponerse a una catástrofe de semejante magnitud, ya que no solo fue el terremoto y el tsunami los que prácticamente destruyeron una prefectura tan importante, sino que además ocurre el desastre de la planta nuclear Fukushima Dai-ichi. Este último desastre desató una constante y cada vez más grande ola de mitos a los cuales no solo la prefectura tiene que enfrentar ante los ojos del mundo, sino que también ante el propio pueblo de Japón. Conocimos personas que trabajan diariamente para demostrar que nuestra prefectura ya se encuentra recuperada y apta para la vida cotidiana, como es el Decontamination Information Plaza y el Fukushima Agricultural Technology Center.
Nuestra experiencia no solo nos invitó a poder apreciar la cultura de nuestros abuelos y padres, sino que además nos enseñó lo que es el nunca bajar los brazos por más fuerte que sea el viento en contra, pero siempre un poco mejor que antes y más fuerte que nunca. Esto lo pude apreciar en FREA (Fukushima Renewable Energy Asociation), donde pude vivenciar los esfuerzos y avances que hace la prefectura para el aporte a toda la humanidad como es el encontrar alternativas energéticas más amigables con la naturaleza.
Sumamos a la ciudadanía de la prefectura, quienes sin su ayuda y colaboración no se podría haber recuperado a tal velocidad cada aspecto de la vida cotidiana en las zonas afectadas, y todas las organizaciones dispuestas a brindar el apoyo a los distintos centros, como fue la situación que se vivió en el Fukushima Aquarium, el cual quedó devastado por el tsunami.
Todo lo vivido me demuestra lo que es el pueblo japonés en sí, su cultura, su vida cotidiana y las adversidades a lo que se puede reponer una sociedad con trabajo organizado y voluntad. Al mismo tiempo que nos puede abrir los ojos a lo que somos cada uno de nosotros y mostrarnos el tremendo potencial que podemos tener si realmente deseamos avanzar en cada aspecto de nuestras vidas.

“La situación está más que controlada”

Por Lucas Chinen
Junto con otras ocho personas de Brasil, Perú, Bolivia, la República Dominicana y de mi propio país, Argentina, viajé  a Fukushima, Japón, por una beca administrada por el gobierno de Fukushima y dada por Fukushima Kenjin Kai.
Disfrutamos comida y bebida deliciosa. En Argentina suelo disfrutarla en fiestas u ocasiones especiales, pero en Japón era casi cosas de todos los días. Desde Kitakata ramen hasta nabe y soba frio, incluso un bentou del Kaa-chan no Chikara Proyect, un proyecto llevado a cabo por un grupo de madres que luego del accidente, y tras haber perdido mucho, decidieron organizarse para cocinar y producir comida segura para la prefectura y Japón.
Durante este viaje aprendimos que toda la comida de la prefectura pasa por pruebas para medir sus niveles de radiación y que todos los productos que llegan a los negocios y restaurantes son seguros para el consumo. De hecho, los parámetros de radiación para la comida de Fukushima se encuentran como unos de los más estrictos del mundo.
Todas las atracciones turísticas que visitamos tenían su propio encanto. Sin embargo, y aunque me divertí mucho en ellas, puedo decir que lo que más disfruté fue el tiempo que estuve con mi familia homestay y la visita a Aizu Gakuho. Esquiar fue emocionante, y aprender sobre historia es uno de mis hobbies favoritos. Pero las interacciones que tuve con esos alumnos y esa familia, esa gente común, de vida cotidiana, fueron las que dejaron la mayor impresión en mí. Ese intercambio, esas anécdotas que compartimos, esos momentos, son los que siempre recordaré.
Fui afortunado, la verdad, ya que mi familia del homestay tiene una miembro que es profesora de español, idioma que  habla fluidamente. Ser capaz de hablar con ella, con una persona japonesa, en mi propia lengua madre, fue reconfortante, sobre todo porque no pude comunicarme con el hermano de mi abuelo, Sugawara Masao. Espero que esté bien.
Luego de asistir a varias conferencias y presentaciones que nos dieron sobre la radiación, confirmé que mis suposiciones eran correctas. No todo es perfecto, y todavía hay mucho trabajo que hacer. Muchos terrenos y ciudades están restringidas, y puede tomar años para que la prefectura se recupere completamente. Sin embargo, Fukushima y su gente han trabajado inmensamente desde el 2011.
Ahora es 2016, y la situación está más que controlada. Esfuerzos de descontaminación fueron y son llevados a cabo. La comida, como mencioné antes, es evaluada para cumplir con estrictos límites de radiación. Muchos domicilios provisorios y permanentes fueron construidos. Incluso existe un proyecto para promover la producción de energía renovable en la prefectura. Nosotros pudimos presenciar, de primera mano, de qué se trata esta investigación cuando visitamos el Instituto de Energía Renovable de Fukushima (Fukushima Renewable Energy Institute). Muy interesante el tour que nos dieron.
Para mí, Fukushima representa recuerdos. De deliciosa comida, gratas anécdotas, experiencias increíbles y, los más importante, lecciones. Lecciones de cómo superar el infortunio, lecciones de cómo el trabajo en equipo puede lento, pero certero, reconstruir y recrear lo que ha sido perdido. Lecciones de cómo la ayuda de otros puede hacer una gran diferencia en el resultado final. Cómo la prefectura lidió con el desastre, cómo trabajó y trabaja para garantizar la seguridad de sus habitantes, y cómo planea taclear futuros problemas para poder seguir moviéndose hacia adelante es algo notable. Espero puedan alcanzar sus metas, y estoy más que dispuesto a ayudarles.