Home >> Especiales >> Japón >> ¿Vuelven los tópicos renacentistas?
Jueves, 03 de Marzo de 2016
¿Vuelven los tópicos renacentistas?

La disminución y el envejecimiento de los habitantes de zonas rurales, por un lado, y la búsqueda de otro estilo de vida de los más jóvenes, por el otro, es una razón para probar de vivir en el campo.

“Dichoso aquel...”. El tópico renacentista con el que se hacía referencia a la alabanza de la vida “sencilla y desprendida del campo” frente a la ciudad parece estar volviendo en Japón. Jóvenes de zonas urbanas se están trasladando al campo, según informa el Yomiuri Shimbun, para lo cual cuentan con el apoyo de gobiernos locales.

El tema, sin embargo, no llega a ser tan romántico, ya que, del lado gubernamental, la preocupación es la disminución y el envejecimiento de su población, especialmente en zonas rurales.
Por ejemplo, Seiya Takashima, de 24 años, dejó Funabashi, Chiba, para mudarse a Inashiki, Ibaraki. Cuando se recibió de la universidad, Takashima comenzó a trabajar en una empresa, pero nunca renunció a su sueño de vivir en el campo. Y lo hizo realidad.
El joven gana poco menos de 170.000 yenes (1500 dólares) al mes. No necesita mucho para vivir. Ocupa una casa proporcionada por el municipio, cultiva verduras en su jardín y, a menudo, sus vecinos le regalan arroz y hortalizas.
Takashima forma parte de un sistema creado en 2009 que permite a los gobiernos locales con escasa población reclutar a migrantes de zonas urbanas para que trabajen de uno a tres años en proyectos de revitalización local. El gobierno central brinda apoyo para pagar los sueldos.
De los 945 participantes que finalizaron sus contratos en marzo de 2015, el 60 por ciento decidió quedarse.
Como beneficiario de este sistema, Takashima tiene que hablar de su experiencia migratoria en seminarios y proporcionar asesoramiento e información a potenciales migrantes. Su contrato expira en tres años, pero no él no tiene planes de irse. Tiene en mente iniciar su propio negocio en Inashiki.

 

Estilo de vida
Rina Kurihara (29) vive en Nagaoka, Niigata, y es la creadora de un grupo llamado Iju Joshi junto con otras tres mujeres que también abandonaron las grandes ciudades. Ellas han publicado un folleto que promueve la vida en el campo y se distribuye en ciudades como Tokio.
Kurihara trabajaba como ingeniera en una empresa en Tokio, pero tras el terremoto de 2011 decidió que se mudaría a un lugar en el que pudiera hacer su propia comida.
En plena búsqueda de un lugar para vivir, encontró el distrito de Kawaguchi, en Nagaoka. Quedó impactada después de visitarlo como parte de un trabajo de planificación de tours para habitantes de ciudades. Se mudó en 2012 tras casarse, comenzó a dedicarse a tareas agrícolas y dio a luz a su hija en 2014. “Tengo una relación cercana con mis vecinos, que me ayudan con la crianza de mi hija”, cuenta.
Una organización que apoya las actividades de Iju Joshi ha creado programas de estadías que duran un año para personas interesadas en mudarse al campo. Durante su periodo de práctica, los habitantes de las ciudades trabajan en empresas locales, como granjas o destilerías de sake.
En 2014, el Consejo de Política de Japón reveló que 896 municipios estaban en peligro de extinción. Uno de ellos era Inashiki. El municipio no se quedó de brazos cruzados y creó una oficina para revertir la disminución de la población y comenzó a aceptar a gente como Takashima.
Así como Inashiki, otros gobiernos locales que lidian con el mismo problema están intensificando sus programas para promover la inmigración. Y están dando resultados.
Tokumi Odagiri, profesor de la Universidad de Meiji, resalta que el número de personas que se trasladaron a zonas rurales en el año fiscal 2014 superó los 10.000, cuatro veces más que hace cinco años.
“Hay una variedad de razones para mudarse, que van desde querer contribuir a la revitalización local al deseo de vivir en un lugar mejor para criar a los hijos”, explica a Yomiuri.
Numerosos gobiernos locales de prefecturas como Shimane y Okayama ofrecen trabajo y apoyo en la vivienda como una forma de atraer a migrantes.
En Tokio, un centro de apoyo a la migración local brinda información a las personas interesadas en trasladarse a zonas rurales. Si en 2014 cinco prefecturas tenían a un asesor a tiempo completo trabajando en este centro, un año después la cifra subió a 28.
Un vocero del centro revela que incluso pequeños municipios han registrado un aumento de su población ante el mayor flujo de migrantes. “La migración se está convirtiendo en una opción normal de estilo de vida”, dice.
Sin embargo, entre las expectativas personales y la realidad hay un trecho, por lo que algunos no quedan satisfechos con la experiencia y retornan a las ciudades.