Miércoles, 29 de Septiembre de 2021 |
Adiós a la voz masculina del “tango en kimono” |
Escrito por Alan Gazzano |
FALLECIÓ Ikuo Abo, el cantor de la Típica Tokio. La Argentina de los años 50 aplaudía asombrada a la voz exótica de Ranko Fujisawa (1925–2013), quizá la más famosa del tango japonés. Y volvió a maravillarse cuando esta regresó al país, años más tarde, con la Orquesta Típica Tokio. A su lado, vestido a la japonesa, aparecía el cantor Ikuo Abo (阿保郁夫), que murió en Tokio a principios de este mes. Abo falleció de una neumonía aspirativa a las 11.26 de la mañana del 1 de septiembre, aunque la noticia fue dada a conocer varios días más tarde. A su funeral budista asistieron solo parientes cercanos, encabezados por su esposa, Yumiko. Tenía 84 años y fue una de las voces más representativas del tango japonés del siglo XX. Participó en la gira latinoamericana que hizo la Orquesta en 1964, fue premiado por SADAIC y, como resultado de aquella tournée de nueve meses, grabó varios discos, con “La última copa” y otros éxitos. Volvió a la Argentina al año siguiente para actuar en “Sábados Circulares” (Canal 13) y actuar en la película “Viaje de una noche de verano”, en la que un grupo de turistas recorre Buenos Aires en bus junto a Ranko Fujisawa y Néstor Fabián. Luego, con la Orquesta Típica Porteña de Masaichi Sakamoto grabó en 1971 el disco Tango no tamashii (“Alma del tango”), que contiene su impetuosa versión de “En esta tarde gris”. También realizó aclamadas presentaciones en países como Estados Unidos, Brasil y España, actuó con el quinteto de Koji Kyotani y se desempeñó como productor musical a partir de la década del 70. En 1987 grabó “A lo Megata”, tango con letra de Luis Alposta y música de Edmundo Rivero que evoca la figura del barón Megata, primer japonés que enseñó a bailar tango en Tokio, allá por 1926. Entre los últimos trabajos de Abo se encuentra “Tango del viento” (Kaze no tango), tema de la serie histórica “Yamada Futaro”, emitida por NHK en 2001. Durante la conferencia “Medio siglo con el tango”, que dio en 2013 como parte de un ciclo de estudios latinoamericanos organizado por la Universidad Rikkyo, señaló lo mucho que le había costado recuperar el habla después del accidente cerebrovascular que sufrió en octubre de 2001. Subrayando que la vida “es esfuerzo”, expresó entonces que era su intención “seguir ligado al tango” hasta el final de sus días. Y así fue. Abo dedicó sus últimas décadas a enseñar canto, rodeado de alumnos japoneses que adoraban su interpretación genuina y experimentada, su verdadero “sonido de tango”. Un hombre del noreste rural, nostálgico, de honda sensibilidad, locuaz y dueño de un muy buen nivel de español. Así lo recuerda Hisao Iizuka, presidente de la Federación Japonesa de Tango Argentino, en un sentido obituario publicado en japonés en la revista Latina. Con esas palabras, nos acerca detalles de la persona que había detrás de esa voz, desmintiendo el dicho de que Abo nunca aprendió el idioma de los argentinos. Si bien en su juventud cantaba en castellano por imitación fonética, sin tener dominio del texto ni dinero para estudiar a fondo el español, su respeto por nuestra cultura y su dedicación al arte hicieron de él un destacado maestro del dos por cuatro, un inolvidable tanguero de kimono. |