“Los argentinos asocian la imagen de Japón inmediatamente con la tecnología y últimos avances. Pero eso no es verdad. Creo que hoy una escuela de Argentina está más equipada”, comentó el embajador japonés en nuestro país, Masashi Mizukami al diario Norte del Chaco.
El diplomático estuvo en Resistencia con motivo de una donación al Hospital Pediátrico de la capital chaqueña, y, entrevistado por los medios locales, señaló: “Para nosotros, siempre la educación debía ser básica: enseñar a escribir, leer, calcular y a cantar. Para eso no necesitábamos ningún equipamiento especial, sólo buenos maestros”, y mencionó que hace poco se introdujeron computadoras en las aulas de su país. “Ahora hay un discurso en Japón sobre la necesidad de enseñar más inglés. Pero personalmente tengo dudas, porque los niños tienen que aprender el idioma propio”, enfatizó. En Resistencia, el embajador hizo efectiva la entrega de un equipo de diagnóstico por imágenes. “Con tecnología y recursos humanos podemos cooperar para contribuir no sólo para mejorar Argentina y Japón, sino para todo el mundo”, indicó. “Yo no creo que falte nada (en educación y salud). En el caso de educación, hay indiferencia. Cada país tiene su propio sistema. Por ejemplo en Japón, en el nivel primario y secundario, la educación no es mala. El problema es el nivel universitario”, cuenta el diplomático. Resalta así que estos problemas ocurren en pleno siglo XXI, cuando hay más recursos que hace 25 años, cuando verdaderamente costaba financiar la enseñanza. “Se dice que hay que aumentar el salario de los docentes. Seguramente este país mejorará; pero lo importante es que los maestros dediquen su vida a la formación de los niños”, subraya Mizukami. “Siempre digo que este es un país demasiado rico en naturaleza”, dijo. “Tanta riqueza hace que la gente, por ahí, sea un poco perezosa, pero eso no es problema”. En ese orden, destaca enseguida los recursos naturales preciados que posee Argentina, no sólo en materia de producción agrícola y ganadera, sino también en hidrocarburos y agua dulce. Así, enfatiza la idea de que esos recursos deben permitirle a la población argentina mantener un buen nivel de vida.
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