Vanesa Oshiro ya había dejado de cantar profesionalmente luego del 2008, debido a que no había tenido el éxito comercial esperado, y muy a pesar de su ímpetu y la esperanza de sus allegados. Amable, sincera y luchadora, en el 2002 había ganado el Nodojiman Taikai, programa popularizado por el canal estatal NHK, y, a partir de ahí, su popularidad en nuestra colectividad había crecido. En la Argentina, muchos esperaban su éxito y ella había dicho que, hasta lograrlo, no volvería a su Buenos Aires natal. Cantar como profesional, sin embargo, le pesaba, y la venta de sus discos, no fue buena. Ella no entendía por qué. Llegó a quedarse sin trabajo y sin un lugar donde vivir.
“Justo, en ese momento, una cantante y maestra de danza japonesa, Rumi Aoki, me dio una mano. Así pude abrir una cafetería, algo que, desde siempre, quise tener”, comentó Vanesa. “Me instalé en Gifu, lugar de donde es oriunda Aoki sensei. También comencé una actividad como voluntaria. Aparte de cantar en mi negocio, visitaba un hogar de ancianos y discapacitados, y más de 150 lugares. De ahí aprendí una cosa importante”, agrega. “¡Escuchen, esta es mi canción!”, les decía Vanesa a los ojichan y obachan. “Si no les gusta, pueden irse a sus piezas”. Pero ella no lograba llegar a sus corazones. Así fueron pasando sus días, además de participar en un programa radial de una emisora de Gifu, en donde, un día, conoció a Michito Goda, autor y compositor. “¿Cómo estás, Vanesa? -le preguntó Goda-. Tengo una pieza justa para vos. ¿Querés escucharla?”. Pero ella había pasado tres años vacíos, y no quería volver a tener actividades como antaño. Se preguntaba por qué la había elegido Goda. “Al fin, le pedí que me mandara la canción. La escuché en mi auto. Apenas terminó el tema, lo llamé por teléfono. Señor Goda, ¡este tema es peligroso (yabai)!, le dije”. (Yabai es una palabra utilizada más en el japonés por los hombres. Seguramente a Vanesa, por tener un staff mayoritariamente masculino, se le pegó esa palabra.) “Como el señor Goda no es de mi generación, no entendió esa palabra. Yabai significa peligroso, pero para mi generación es un elogio caluroso”. Con la ayuda de Aoki sensei y el señor Goda, Vanesa pasó a pertenecer a otra discográfica, Tokuma Japan Comunications, y con una nueva canción: “Sakura Yuki”. “Ahora me siento feliz -dice Vanesa-. No fue en vano lo que pasó. Para mí era demasiado bueno mi recorrido después del triunfo en el concurso de la NHK. Y este vacío de estos tres años fue algo necesario para examinarme. Sea lo que sea, me gusta cantar. Me gusta ver las caras alegres del público, me hace feliz. Quiero transmitir felicidad con las canciones”.
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