Una muestra de Bonsái se realizó en el Jardín Japonés, el 5 y 6 de septiembre, con la exhibición de 37 árboles de diferentes tamaños y variedades, como el Mokuren, Chimaecyparis, Pinos okinawenses, Cedros, Ficus, Maco, Ciprés, Kuro matsu, Olmos y Nijiku matsu.
El presidente del Centro Cultural Argentino de Bonsái, Alejandro Sartori, indicó que “Japón difundió este arte al mundo, y las virtudes para un exitoso bonsái son el amor y el respeto a las plantas”. Entre los expositores estuvieron Seitoku Eimon, bonsaista japonés radicado en la Argentina desde fines de la década del 50. Sus conocimientos los adquiró en su Okinawa natal, aunque fueron perfeccionados en la Argentina por influencia de su maestro y amigo, Tetsutaro Nishiota. Sus ejemplares y estilos han cosechado reconocimiento del público desde 1970. Otros de los expositores fue Hiroshi Kamida, quien arribó desde Okinawa a nuestro país en 1954. Él aprendió el arte del bonsái de su paisano, Seitoku Eimon. “Representa un sentimiento, más que la técnica. El bonsái es para mirar y contemplar”, considera Kamida, quien posee alrededor de 250 ejemplares en su terraza del barrio de Las Cañitas. Se dice que los vecinos de los edificios le agradecen el hecho de poder contemplar y recrear la vista.
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